SAN CRISTÓBAL DE LAS CASAS, Chiapas., a 29 de mayo del
2016.- El obispo Felipe Arizmendi Esquivel, lamentó que no
haya sido el diálogo, sino la violencia y el secuestro, el camino
por el que se optó por el conflicto en el municipio de San
Pedro Chenalhó, que dejó un saldo de 2 muertos, varios
heridos y familias desplazadas.
En un comunicado, enviado desde la basílica de Guadalupe,
de la ciudad de México, reprobó la retención del presidente
del Congreso del Estado de Chiapas, Eduardo Ramírez Aguilar,
por parte de pobladores inconformes con la alcaldesa Rosa
Pérez Pérez, a quien obligaron a renunciar al cargo para darle
posesión a Miguel Santis Álvarez.
Arizmendi Esquivel, manifestó “nos duele que no se hayan
respetado las instalaciones de la Curia Diocesana, como un
recinto de búsqueda de paz y justicia, ni en los años 94-95,
hubo esas faltas de respeto”, ya que el líder del Congreso
chiapaneco, fue sacado violentamente por un grupo de
personas de este espacio y después, fue llevado a la cabecera
municipal de Chenalhó.
Ante estos hechos, expresó “nos preocupan las reacciones de
violencia entre grupos opositores dentro del mismo municipio,
que pueden seguirse desatando, pues desde 1997, hay
rencores y divisionismos no superados, y existen armas sin
control.
Hacemos un llamado a los grupos contrarios a respetarse
como hermanos, a no quemar casas, ni utilizar armas y otros
objetos para dañar a los demás. La mayoría son creyentes e
la palabra de Dios, que nos invita al perdón y al amor mutuo.
Somos diferentes, pero todos hijas e hijos del mismo Dios.