Cuestión de confianza /Salvador Guerrero Chiprés

@guerrerochipres La Trata de Personas, junto con el tráfico de drogas y el de armas, conforman los delitos de orden transnacional más lucrativos, que involucran conductas diversas y una organización estructurada.

Cualquiera de ellos se registra en una nación y concluye su ciclo en otra.

En el caso de la Trata, diversos estudios —como los realizados por el Consejo Ciudadano para la Seguridad y Justicia de la Ciudad de México, que opera la Línea y Chat Nacional contra la Trata de Personas— demuestran casos en los que las víctimas son enganchadas en estados del sur mexicano, trasladadas al centro y llevadas a Estados Unidos.

En su mayoría mujeres explotadas sexualmente. Pocos ilícitos revelan una actividad con ese nivel de planeación en diferentes países.

Por lo mismo, su combate requiere una coordinación internacional que tenga como interés el rescate y bienestar de las víctimas, así como la identificación y captura de los tratantes.

En México, El Salvador, Guatemala y Honduras, mediante un acuerdo de cooperación con el Departamento de Justicia y Seguridad Nacional de Estados Unidos, se intercambia información sobre la Trata de Personas, en un acuerdo alcanzado por la gestión diplomática nacional durante la visita de la vicepresidenta Kamala Harris a nuestro país.

Alpha es el nombre de ese mecanismo.

La investigación inmediata del programa se ubica, primeramente, en Oaxaca, Chiapas, Tamaulipas, Nuevo León y Baja California, para determinar el grado de colaboración de los gobiernos en el combate a los grupos delincuenciales.

El acompañamiento de los ciudadanos para la denuncia y tener información oportuna para detectar los riesgos, son parte del reto. 

Desde esa perspectiva, la Línea Nacional contra la Trata de Personas (800 5533 000) coordina el trabajo con diversas organizaciones y tiene la virtud de recibir reportes que, en forma cotidiana, permiten actualizar la dinámica del ilícito.

La cooperación con instituciones como la Unidad de Inteligencia Financiera o la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, encabezadas respectivamente por Santiago Nieto y Kristian Hölge, son centrales para conocer la actuación de los grupos delictivos y limitar sus operaciones financieras.

El combate y —deseada— erradicación es una labor en la que todas y todos podemos intervenir. Los reportes y denuncias de víctimas o testigos son la base para las investigaciones y el intercambio de datos entre autoridades de todos los niveles.

La Trata es un delito global que tiene su inicio en el entorno nacional, pero demanda, como ya se hace, la participación colectiva.