Intensifica Rosy Urbina su campaña, promoviendo el voto
MORELIA, Mich., 1 de octubre de 2015.- Terminó el periodo de tres años, ocho meses y 15 días, marcado por la inestabilidad política, social y económica, en el que hubo tres gobernadores, Fausto Vallejo Figueroa, quien pidió licencia por motivos de salud y cuyo gobierno se vio eclipsado por los vínculos de su hijo Rodrigo Vallejo con los Caballeros Templarios; Jesús Reyna García, quien cubrió el interinato ante la ausencia Temporal de Vallejo, y hoy recluido por presuntos nexos con el crimen organizado, y finalmente, Salvador Jara Guerrero, quien dejó la rectoría de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo para entrar al quite en el solio de Ocampo.
Y en medio de todos, la presencia del comisionado para la Seguridad y el Desarrollo Integral de Michoacán, Alfredo Castillo Cervantes, enviado por el Presidente de la República, Enrique Peña Nieto, a poner orden en un territorio descompuesto, sin fortaleza institucional y convertido en un riesgo para la gobernabilidad nacional ante el surgimiento y consolidación de los grupos de autodefensa.
Fausto Vallejo llegó marcado por las sospechas. Recordemos que el entonces presidente Felipe Calderón Hinojosa reconoció su triunfo como gobernador del estado un día antes de que el ex alcalde de Morelia rindiera protesta ante el Congreso del Estado como mandatario. La hermana de Calderón, Luisa María, candidata de Acción Nacional y contrincante de Vallejo Figueroa, había denunciado la injerencia del crimen organizado a favor del abanderado priista, lo cual puso haberse comprobado dos años más tarde, con la colección de videos en los que funcionarios del gabinete vallejista y su propio hijo menor aparecen departiendo con Servando Gómez Martínez “La Tuta”, líder criminal en la entidad.
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