De Primera Mano/Rodulfo Reyes

Tabasco: hedor a muerte  

¿Qué está pasando en Tabasco que los contagios por coronavirus continúan al alza, pese a que las autoridades declaran lo contrario? ¿Es verdad que la estrategia local contra la pandemia es ejemplo nacional como asegura el subsecretario de Salud federal, Hugo López-Gatell? ¿La responsabilidad es de los ciudadanos como ha dejado entrever el gobernador Adán Augusto López Hernández cuando afirma que de nada vale contar con buena infraestructura de salud si la población no cumple las medidas de confinamiento?  

Es muy fácil culpar al gobierno o a la ciudadanía. La oposición insiste en que la administración morenista no tiene una política para enfrentar la contingencia, tesis que comparten ciudadanos que se expresan en las redes sociales.  

Por el lado del régimen de la llamada ‘Cuarta transformación’ últimamente se ha cambiado el discurso para hacer notar la irresponsabilidad social.  

En chats de mensajería instantánea se ha infiltrado a personal de la 4T que combate las expresiones contrarias, lo cual coincide con las declaraciones de López-Gatell en el sentido de que los mandatarios estatales son responsables en sus entidades para salvar de la carga al presidente Andrés Manuel López Obrador.  

El funcionario federal, sin embargo, solo se refiere a los 11 gobernadores de partidos distintos al suyo que le imputan la culpa por las muertes sin fin en el país.  

Podría haber algo de cierto en lo que dice el gobierno (los ciudadanos son corresponsables) y en lo que abandera la oposición y la sociedad (el jefe del Ejecutivo local carece de un plan sanitario).  

En medio de esas posiciones encontrados, empero, hay una duda que aún no tiene respuesta: en Tabasco los pobladores no hacen caso y por ese se multiplican los contagios y crecen los fallecimientos, pero este argumento se viene abajo cuando vemos que, por ejemplo, en el vecino estado de Chiapas la ciudadanía es aún más incrédula, al punto de que en los pueblos tradicionales hacen peregrinaciones con imágenes religiosas sin respetar sana-distancia ni usar medidas de protección como cubrebocas y, menos aún, caretas.  

¿Entonces por qué en Chiapas han disminuido los contagios y decrecido las muertes si allá hay más población autóctona que no acepta la existencia del virus que llegó de China?  

En términos estrictos, la entidad colindante debería tener mayores problemas y, sin embargo, ya está en semáforo naranja y es posible que la próxima semana se cambie al color amarillo.  

Y eso que el territorio lacandón tiene como secretario de Salud a José Manuel Cruz Castellanos, un médico metido a político que confundió al “polvo del Sahara” con un turista extranjero que debía someterse a revisión sanitaria en el aeropuerto de Tuxtla Gutiérrez.  

La capacidad académica de la secretaria de Salud de Tabasco, Silvia Roldán Fernández, es por mucho superior a la de Cruz Castellanos, al punto de que el propio Gatell ha reconocido que la tabasqueña es una de las mejores epidemiólogas del país.  

Así, en el Edén hay una titular del ramo con las mejores cartas de presentación, que es mucho más capaz que su homólogo chiapaneco. Y, no obstante, la tierra de López Obrador no ve la luz al final del túnel.  

Alguna vez Roldán Fernández sostuvo que en la entidad la pandemia se ha agudizado porque el Edén mantiene los primeros lugares en el ranking nacional de diabetes, hipertensión y sobrepeso.  

Vaya, la ciudadanía está sola, abandonada a su suerte.  

¿Se vengará en 2021?