Niegan entrega de recursos federales para el campo de Chihuahua: CNC
JOSÉ MARÍA MORELOS, QRoo, 30 de junio de 2019.- Los legados maya y colonial se se funden en Sabán, una población localizada a 55 kilómetros de esta ciudad rumbo a Tihosuco, la carretera pasa por Dziuché, Kantemó, Bulukax, Tabasco y San Juan Oriente.
En este lugar histórico se pueden apreciar, junto con su bella iglesia, vestigios de una población fundada por los españoles que impusieron una encomienda, concentrando a pobladores de diversos lugares del oriente peninsular.
El primer encomendero fue Martín de Montalvo y Figueroa, quien la mantuvo bajo su mando hasta su muerte en 1764. Después de Tihosuco, Sabán fue el sitio más grande y habitado de esta región.
En 1805, con un total de 300 familias de mayas y siete de hispanos y criollos, fue integrada al Partido de los Beneficios Altos de Yucatán. A principios del siglo XIX y como resultado de la Independencia, grandes extensiones de tierra se dedicaron para cultivar caña de azúcar.
La región y en especial la periferia de Sabán, Tihosuco y Tepich, fueron convertidas en cañaverales para abastecer el mercado interno luego de la ruptura de relaciones comerciales con Cuba.
Junto con el contrabando que entraba por Bacalar y que se distribuía a través de senderos hacia Tihosuco y otros lugares donde existían almacenes secretos para el resguardo de los productos, se permitió que la población viviera en auge y aumentó a 3 mil 628 habitantes la localidad.
Así se construyeron en el poblado numerosas casas al estilo europeo, con elementos moriscos, muy parecidas a las enormes casonas de Mérida y Campeche. Se pueden admirar todavía algunos vestigios de esas casas que han sobrevivido al paso del tiempo.
La iglesia estaba consagrada a San Pedro Apóstol, cuya figura aparece en el frontispicio tallado en piedra en una lápida dentro de un nicho y contó con dos torres rematadas con cúpulas coronadas por dos pequeños arcos superpuestos, que servían como campanarios y a las cuales se accedía a través de dos escaleras en forma de caracol con detalles tallados en madera de jabín.
En el diseño de la iglesia, su techo debía estar sostenido por arcos de medio punto, pero solo uno de estos arcos fue construido, de los restantes únicamente pudieron hacerse los pilastrones.
Quedaron inconclusas debido al estallido de la Guerra de Castas en 1847. En diciembre del año siguiente su población indígena se unió a los indígenas sublevados.
El coronel Juan de la Cruz Salazar organizó la defensa convirtiendo la iglesia en un arsenal y polvorín. Luego de ocho meses de constantes enfrentamiento perdió la plaza.
Los mayas del lugar se aliaron a los cruso’ob/cruces y fue atacada constantemente por tropas del gobierno. Sabán fue perdiendo poderío hasta que finalmente la abandonaron en 1853.
Despojada la iglesia de sus campanas e imágenes religiosas y alentando el culto de la Cruz Parlante, la población se desplazó hacia Santa Cruz, actual Carrillo Puerto.
Sabán empezó a ser repoblada hasta 1933, al realizarse la dotación de ejidos.
La celebración de la fiesta de El Cedral dedicada a la Cruz de Sabán, que se realiza desde hace 170 años en Cozumel tiene su origen en esta población maya y en la Guerra de Castas.
Quintana Roo tiene en su pasado mucha historia y vestigios coloniales que si el Gobierno de México, que encabeza Andrés Manuel López Obrador quisiera apoyar, atraería mayor turismo a la zona maya.