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ACAPULCO, Gro., 16 de julio de 2025.- El sacerdote Jesús Mendoza Zaragoza, fundador de la Pastoral Social en esta ciudad, dijo que en los talleres de construcción de paz compartieron experiencias en donde el narco tiene el control, y ejemplificó que en este puerto no hay un lugar seguro.
“Primero echamos una mirada sobre lo que nos sucede a quienes estamos en territorios controlados por la delincuencia. En Acapulco no hay lugar seguro. Dejan muertos hasta cerca de los cuarteles”, señaló.
Aclaró que los talleres de construcción de paz no son espacios de diálogo político ni gubernamental y mucho menos de negociación con grupos delictivos como lo afirmó el arzobispo de Morelia, Carlos Garfias Merlos, sino procesos estrictamente pastorales, diseñados para actuar en contextos de violencia desde la fe, el acompañamientos y la comunidad.
“El taller es para pastores. No son diálogos sociales ni diálogos políticos. Lo hacen los pastores y por eso se les llama diálogos pastorales”, enfatizó el sacerdote en entrevista telefónica tras participar en el taller de Construcción de Paz como parte de las actividades del Diálogo Nacional por la Paz, en Ciudad de México.
Mendoza Zaragoza fue uno de los 12 representantes de Guerrero que asistieron al taller, procedentes de diócesis como Chilpancingo-Chilapa, Ciudad Altamirano y Acapulco.
Asistieron además agentes de pastoral de Michoacán, Jalisco, Oaxaca, Veracruz y Reynosa, así como del norte del país.
Agregó que los integrantes del crimen organizado los buscan para sacramentos, bendiciones o hablar.
“Nos buscan para pedir bendiciones, para pedir sacramentos o incluso para hablar simplemente. Estamos en algún riesgo cuando nos encontramos con ellos”, explicó.
En ese contexto, señaló que recibieron herramientas pastorales y humanitarias que les permiten actuar sin poner en peligro a sus comunidades.
Sin embargo, subrayó que hay cosas que no se pueden negociar y puso como ejemplo, la vida de las personas, la seguridad de las comunidades y la dignidad de las personas.
Afirmó que aunque no es la intención central del trabajo pastoral, los sacerdotes pueden convertirse en mediadores en algunos casos, siempre que ambas partes lo acepten.
“Sí, podemos ser mediadores. Pero lo más frecuente es que nos buscan para pedir un sacramento o para hablar. Entonces hay que saber qué queremos hacer y qué debemos hacer, sin afectar a nadie ni a nuestras comunidades”, dijo.
Antes, Mendoza Zaragoza mencionó que la iglesia mexicana ha retomado experiencias similares desarrolladas en Colombia, país donde los procesos de diálogo pastoral están más avanzados.
Reiteró que el trabajo de la iglesia se orienta a la reconciliación, no a la confrontación pues como integrantes de la iglesia son corresponsables con lo que ocurre en el país.
“Nuestro discurso no es de confrontación. Lo que queremos es acompañar a las víctimas y a las comunidades para hacer este camino”, sostuvo.
A propósito del contraste entre los discursos oficiales de disminución de la violencia y las cifras que presentan colectivos de víctimas, el sacerdote llamó a evitar divisiones y a apostar por la conciliación.
“El diálogo es la gran herramienta que tenemos para la construcción de la paz. Sin él, no podemos hacer nada”, concluyó.