
Nace Quadratín Hispano con espíritu migrante: Melissa Pérez-Segnini
Toluca, Edomex, 06 de mayo de 2025., – La sequía en el Estado de México ya no es un fenómeno estacional, sino una crisis prolongada que afecta a los 125 municipios de la entidad. Con consecuencias alarmantes, como la escasez de agua potable, la pérdida de cultivos, mortandad ganadera y un riesgo mayor de incendios forestales, la situación compromete la seguridad alimentaria, la salud y la economía de millones de personas.
Según especialistas y datos oficiales, esta problemática no solo es resultado de la falta de lluvias, sino también de factores humanos como el crecimiento urbano desordenado y el mal manejo del suelo. A pesar de que la temporada de lluvias ya ha comenzado, las precipitaciones no son suficientes ni bien aprovechadas para mitigar el problema.
Luis Eduardo Mejía Pedrero, ingeniero especializado en recursos hídricos, destaca la importancia de distinguir entre estiaje y sequía. El estiaje es una disminución natural de lluvias entre el otoño y la primavera. La sequía, en cambio, es una anomalía climática grave, transitoria pero prolongada, donde la cantidad de agua disponible cae muy por debajo del promedio, afectando a todo el sistema hídrico.
Esta diferencia no es menor, ya que la sequía implica una crisis con múltiples implicaciones sociales, económicas y ambientales. Según Mejía, sus causas pueden ser naturales (como cambios en los patrones atmosféricos o la actividad solar), pero también antropogénicas, es decir, provocadas por el ser humano: el cambio climático, la deforestación y la urbanización sin planeación son ejemplos clave.
Los municipios históricamente más secos, como Tonatico, Sultepec, Tlatlaya, Tejupilco y Bejucos, siguen siendo de los más vulnerables. Sin embargo, también se ha notado una importante disminución de lluvias en zonas tradicionalmente más húmedas como Valle de Bravo, Villa Victoria y Donato Guerra.
Esta reducción de lluvias no solo afecta a las personas, sino a la biodiversidad. La flora y fauna local, adaptada a niveles específicos de humedad, sufre las consecuencias de este cambio climático. Muchas especies enfrentan una transformación radical en su hábitat.
De acuerdo con el Sistema Nacional de Información del Agua, el nivel de llenado de las principales presas del Estado de México está lejos del óptimo. Algunas cifras preocupantes incluyen:
Estas cifras evidencian que incluso con la llegada de las lluvias, el almacenamiento es insuficiente para cubrir la demanda.
El problema no es solo la falta de precipitaciones, sino la incapacidad para captarlas y almacenarlas. Muchas viviendas no cuentan con la infraestructura necesaria para recolectar agua pluvial, y existe una percepción errónea de que esta agua está contaminada y no es apta para uso doméstico.
Además, la legislación actual prioriza las obras públicas, dejando en segundo plano las acciones privadas o individuales para la captación de agua. Esto limita las soluciones locales que podrían mitigar los efectos de la sequía a corto plazo.
El doctor Iván Vilchis Mata, investigador del Colegio Mexiquense, explica que el reemplazo de suelos naturales por concreto y asfalto impide la filtración del agua al subsuelo. En lugar de recargar los mantos acuíferos, el agua se escurre, provocando inundaciones en zonas urbanas y sequías en las rurales.
El cambio de uso de suelo es el principal motivo de esta degradación ambiental. Es urgente repensar cómo se toman decisiones en las ciudades
La solución requiere de un enfoque integral y colectivo. Se necesitan políticas públicas que promuevan la captación y tratamiento del agua, inversión en infraestructura, reforestación y una mejor planeación urbana. Pero también es indispensable el compromiso ciudadano.
“Pequeñas acciones pueden tener impactos significativos”, reiteró el doctor Vilchis. Desde instalar sistemas de captación de agua en casas hasta participar en jornadas de reforestación o exigir a los gobiernos mayor acción climática, cada esfuerzo cuenta.
Los pronósticos no son alentadores. Si la sequía continúa, el suministro de agua potable podría verse severamente restringido en zonas urbanas y rurales, afectando actividades cotidianas esenciales como el consumo, la higiene y la producción de alimentos.
El llamado es urgente: tanto autoridades como ciudadanos deben actuar con responsabilidad y visión a largo plazo. El agua no puede seguir viéndose como un recurso infinito. En el Estado de México, la sequía ya no es un aviso, es una realidad.