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Tapachula, Chiapas a 14 de agosto 2021.- Migrantes guatemaltecos deportados por Estados Unidos y abandonados en la frontera de Guatemala por el Instituto Nacional de Migración (INM) desde hace 15 días, se enfrentarán sin dinero a deudas de por lo menos, 60 mil quetzales, unos 154 mil 94 pesos, que utilizaron para el viaje.
A las 6:00 de la tarde, del pasado viernes, un vuelo procedente de Mcallen, Texas aterrizó en el Aeropuerto Internacional de Tapachula (AIT) con familias migrantes de origen guatemalteco, que fueron recibidos por funcionarios del Instituto Nacional de Migración y trasladados en autobuses al punto fronterizo Talismán-El Carmen, donde fueron abandonados.
En ese vuelo fue deportado Hugo, su esposa y su menor hijo de 2 años de edad, que decidieron emigrar a Estados Unidos en busca de una vida mejor engañados por el traficante de personas que, si viajaban en familia, el gobierno de Joe Biden les otorgaría asilo.
A través del traficante, por un pago de 60 mil quetzales, Hugo y su familia emprendieron el viaje en vehículo por territorio mexicano hasta llegar a la ciudad fronteriza de Reynosa, Tamaulipas y el pasado lunes cruzaron de forma irregular a Estados Unidos por el río Bravo.
Tras cruzar el afluente fueron capturados por autoridades migratorias de Estados Unidos y llevados a un centro de detención.
“No nos dijeron nada y nos mandaron de regreso; es mentira todo lo que prometen, nos fuimos con la esperanza de que nos iban a dar asilo, pero mire tantas familias deportadas”, señaló el hombre.
“Ahora no sé qué hacer, prestamos dinero, vendimos todas nuestras cosas, hicimos un viaje donde sufrimos mucho, quedamos con deuda”, refiere con tristeza.
La misma situación enfrenta Wilber, quien fue deportado con su hijo de seis años de edad, mientras su esposa logró evadir a las autoridades migratorias americanas.
El joven originario de Chimaltenango, trabajaba como repartidor de agua en garrafones, pero fue convencido por un traficante de personas que si viajaba en familia sería fácil que le otorgaran la condición de asilo.
Ahora tiene una denuda de 50 mil quetzales (128 mil 412 pesos) que prestó para este ese viaje.
“Nosotros vamos por necesidad, quizá Dios toque el corazón del presidente Biden y nos den una oportunidad a los guatemaltecos”, indicó el joven, que no contaba con recursos para regresar a su lugar de origen.
Las familias sólo regresan con una bolsa de plástico negra con algunas prendas de vestir en su interior y un lonch compuesto por frutas y bebidas.
A finales del mes de julio, el gobierno de Estados Unidos inició la deportación de migrantes de Guatemala, Honduras y El Salvador y que ingresaron de forma irregular, bajo el Titulo 42, que permite negar la entrada a ese país por motivos de salud pública ante la pandemia por Covid-19.
Los deportados son dejados en la Frontera Sur de México, en los estados de Tabasco y Chiapas, mismos que son recibidos por las autoridades migratorias y abandonados en la línea fronteriza con Guatemala, obligándolos a ingresar a su país sin dar aviso a las representaciones consulares, violando memorandum suscrito por México con los países de Centroamérica.
El Alto Comisionado de las Naciones Unidas para Refugiados (ACNUR) expresó su preocupación por estas deportaciones, ya que los migrantes son retornados sin evaluar sus solicitudes de refugio.