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Eduardo Ramírez encabeza acciones humanistas a favor del pueblo de Tapachula
CIUDAD HIDALGO, Chiapas, a 09 de abril de 2017.- Carlos, un migrante salvadoreño que huye de la policía de su país debido a que es acusado de ser integrante de pandillas; carga una cruz de madera como lo hizo Jesucristo, y junto con una veintena de sin papeles, entre ellos madres con niños recién nacidos que huyen de la violencia de sus país de origen, cruzan a territorio mexicano de manera irregular por el río Suchiate, que divide a México con Guatemala, y así comienza el viacrucis del migrante.
“No + odio migrante”, reza la manta que Víctor y dos migrantes más, sostienen mientras cruzan caminando por las contaminadas aguas del afluente, acompañados de observadores internacionales.
El pequeño grupo recorre las calles del pueblo de Ciudad Hidalgo, cuya alcaldesa junto con su esposo un exdirector del Registro Civil de esa localidad fronteriza con Guatemala, son acusada de otorgar actas de nacimiento de manera irregular a centroamericanos para que votarán por ella en los pasados comicios electorales.
Bajo los incandescentes rayos del sol, y a una temperatura de unos 38 grados, el grupo de migrantes camina unos 12 kilómetros hacía la ciudad de Tapachula, ubicada a unos 38 kilómetros, para luego abordar un vehículo.
Cuatro horas después, la caravana de migrantes hace su primera parada en el albergue Belén, ubicada en Tapachula, donde se suman medio centenar de hombres y mujeres, en su mayoría jóvenes de entre 18 y 27 años de edad.
Una salvadoreña que pide guardar su identidad, carga en brazos a su niña de escasos 24 días de nacida y lleva en este viaje a la frontera Norte del país a su hijo de tres años, que se quedaron huérfanos debido a que integrantes de las pandillas asesinaron a sus papá, por no poder pagar la cuota establecida.
La mujer, recuerda que meses atrás, los pandilleros de la colonia donde vivía en El Salvador, les exigían una cuota para permitirles vivir sin hacerles daño, sin embargo, se la incrementaron a y no pudo pagarla, pero los mareros se la cobraron con su vida.
“Si no se va de aquí, a usted y sus hijos les pasará lo mismo, sentenciaron los integrantes de la Mara Salvatrucha”, refiere la migrante.
Al ser sentenciada a muerte junto con sus hijos, huyó a México donde pidió refugio a la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR), quien se lo negó, por ello, la organización Cultura Migrante junto con otras organizaciones defensoras de derechos humanos llevarán el caso a Estados Unidos.
A la caravana del viacrucis del migrante se unió Víctor, otro centroamericano que le fue negado el refugio junto con sus dos menores sobrinos, a pesar de que a su mamá y papá se lo autorizaron.
“No puede ser posible que la COMAR autorice el refugio a mis padres, y a mí y mis sobrinos nos lo niegue, si es el mismo caso, refiere.
El centroamericano acusa a las pandillas de ser los responsables de la desaparición de dos hermanos, una de ellas dejó a sus dos menores hijos de 9 meses de nacido y tres años, de quienes se hizo cargo Víctor debido a que sus padre ya no pueden por la edad avanzada.
El coordinador de la caravana, Cristóbal Sánchez, explicó que el objetivo de este viaje es dar acompañamiento a los migrantes durante el trayecto a los Estados Unidos-
De igual forma, denunciar que La Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (COMAR) está negando refugio a personas que sus familiares fueron asesinados en sus país de origen, y que además ellos están amenazados de muerte.
Luego de seis horas de caminar, el viacrucis del migrante se detiene en el parque central de Tapachula, donde pernoctarán para seguir su viaje el día lunes, luego de protestar en las oficinas de la COMAR.
Cristóbal Sánchez, explicó que el objetivo es llegar a la Ciudad de México acompañando a los “sin papeles” en su viaje a la frontera con Estados Unidos.