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GINEBRA, Suiza, 2 de septiembre de 2016 (ACNUR/UNHCR). Hace justo un año el mundo entero se conmocionó con la fotografía del jovencísimo Ailan Kurdi, que murió ahogado cuando su familia, al igual que cientos de miles de refugiados, intentó desesperadamente alcanzar la seguridad en Europa. ACNUR calcula que, desde la muerte de Ailan , 4.176 personas han muerto o están desaparecidas en el Mediterráneo, lo que supone una media de 11 hombres, mujeres y niños muertos cada día durante los 12 últimos meses.
En los primeros ocho meses de 2016, unas 281.740 personas realizaron la peligrosa travesía por mar hasta Europa. El número de refugiados y migrantes que han llegado a Grecia ha descendido drásticamente de 67.000 llegadas en enero a 3.437 en agosto, tras la implementación del acuerdo EU-Turquía y el cierre de la llamada ruta de los Balcanes. El número de personas que llegaron a Italia ha permanecido más o menos constante, ya que hasta finales de agosto 2016 llegaron unos 115.000 refugiados y migrantes a las costas italianas, comparado con los 116.000 que lo hicieron en el mismo período el año anterior.
No obstante, el principal cambio ha sido el número de fallecidos. En lo que va de año, una de cada 42 personas que cruzaron el Mediterráneo desde el norte de África hacia Italia falleció, mientras que el año pasado era una de cada 52. La probabilidad de morir en la ruta entre Libia e Italia es diez veces más alta que por la ruta del este, entre Turquía y Grecia.
Estas cifras destacan la necesidad urgente de que los Estados incrementen las vías para la admisión de refugiados, como el reasentamiento, el patrocinio privado, la reunificación familiar o los programas de becas para estudiantes, entre otros motivos, para que los refugiados no tengan que recurrir los traficantes de personas y embarcarse en peligrosos viajes.
La muerte de Ailan Kurdi provocó expresiones de empatía y solidaridad con los refugiados sin precedentes por toda Europa. Muchísima gente comenzó a ofrecerse como voluntaria para ayudar, repartir comida, agua y ropa de manera espontánea a los refugiados, incluso ofreciéndoles acogida en sus casa. Con la intención de documentar y resaltar algunos de estas acciones individuales de solidaridad, ACNUR y el fotógrafo Aubrey Wade han desarrollado una serie de retratos de familias que han acogido refugiados en Austria, Alemania y Suecia.
Con la llegada de más de un millón de refugiados y migrantes a Europa el año pasado se han incrementado las hostilidades y tensiones dentro de las sociedades de acogida. Refugiados y migrantes han sufrido ataques racistas y xenófobos, prejuicios y discriminación. El presente reto para Europa es poner a disposición de refugiados los servicios y el apoyo que necesitan para poder integrarse con éxito, para que así puedan contribuir positivamente a la sociedad: aportando nuevo talento, determinación y riqueza cultural, mientras tratan de rehacer sus vidas en sus nuevos hogares.
En esta línea, ACNUR hace un llamamiento a los gobiernos y a sus socios nacionales que se comprometan con el desarrollo y la implementación de programas integrales de integración a nivel nacional. Es importante reconocer las contribuciones que los refugiados aportan a sus nuevas sociedades. Del mismo modo, ACNUR hace un llamamiento para trabajar para prevenir la discriminación, para promover la inclusión y combatir el racismo y la xenofobia.