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Eduardo Ramírez encabeza acciones humanistas a favor del pueblo de Tapachula
CHALCHIHUITÁN, Chis., a 26 de diciembre de 2017.-En el campamento 2 de Pom, niños tzotziles desplazados lloran por que en esta Noche Buena no tienen que cenar; las casi 400 personas se juntan alrededor de fogatas para apaciguar el frío que desciende desde lo más alto de las montañas.
El llanto de los niños no cesa por el hambre, así como los cuadros de tos provocado por las bajas temperaturas de hasta 4 grados que se registra en las montañas de esta localidad indígena.
En este campamento, los desplazados en su mayoría niños, mujeres, adultos mayores y hombres; duermen sobre pedazos de plástico y raídas sábanas; mientras que algunos en pequeñas casas de campañas donadas por la Cruz Roja Mexicana.
Las familias se sientan alrededor de las fogatas con la mirada perdida y triste; mientras el cielo se ilumina de luces de colores con los festejos de la Noche Buena en los municipios vecinos de Pantelhó y Chenalhó.
«El año pasado festejamos la Navidad con pastel y tamalitos, pero hoy no tenemos nada», señala Otelia Pérez Pérez.
«Hoy estamos sufriendo, sintiendo frío, no tenemos nada que comer, ni que celebrar».
Refiere que esta noche es de mucha tristeza para todos los desplazados y lo único que pueden hacer es abrazarse y decirse buenas palabras.
El coordinador de la Pastoral Social, Marcelo Pérez visitó los campamentos de desplazados para expresarles su solidaridad, a quienes exhortó a orar para que la paz y tranquilidad regrese a este municipio.
El sacerdote acompañó a los desplazados del campamento de C’analumtic; quienes viven en galeras hechas de plástico y palos, donde horas antes el párroco de la iglesía de San Pablo, Sebastián López repartió víveres y juguetes a los niños, donados por diversas parroquías del estado y el país.
El párroco de Chalchihuitán, dijo que los deplazados no sólo necesitan la ayuda humanitaria, sino el amor y el calor humano; pero lo más importante regresar a sus hogares con su familia.
Señaló que a 2 meses del conflicto de límites territoriales entre Chenalhó y Chalchihuitán que provocó el desplazamiento forzado de 5 mil indígenas Tzotziles y 11 muertos; no se ve una luz o esperanza para que llegue la paz y reconciliación entre los pueblos vecinos.
«Lo que se necesita es el desarme de los grupos armados, el retorno de los desplazados; no que se llene de despensas que no se pueden comer, de colchonetas», expresó el religioso.
«Quiero decirle al gobierno, que nos escuche con humildad, con sencilléz, con amor,sin distinción, sin anteponer intereses», pidió el sacerdote.
La Noche Buena pasa lentamente en este campamento, donde es inevitable derramar lagrimas de tristeza y coraje al ver que los niños se fueron a dormir con hambre.
Los pies desnudos y sucios de los niños, sobresalen de los plásticos que sirven de cama.
La Navidad llega con la esperanza de los desplazados de regresar a sus humildes hogares, de que no los despojen de las tierras que les da de comer.