La ciudad de la «Piedra» de luto y triste por daños que dejó el sismo

Tapachula, Chis., a 07 de julio.- La señora, Linda Margarita Acuña Trujillo, de 74 años de edad, habitante de huixtla, narró que a las cuatro de la mañana uno de los temblores, la despertó quedándose en la sala en uno de los sillones por su enfermedad que padece en el hígado.

“Después de estar despierta dos horas, a las 06:23 minutos y 29 segundos, sintió que la casa de movía y exclamaba ¡temblor, temblor! Y no me podía controlar, la desesperación, nerviosismo y el miedo le ganó, pero al fin “salimos a la calle con mi hermana”, dijo con la vista cansada, y la mirada triste ante la pérdida de sus cosas.

 Con lágrimas y la tristeza en su rostro, doña Linda Trujillo, dijo que este sismo, que dejó tres muertos y decenas de viviendas dañadas, que impacto a su municipio, nunca lo habían vivido, ya que habían pasado otros de menor intensidad.

Tras el paso de este sismo, muchos de los habitantes después de comprobar que estaban bien, la gente se volcó a las calles para ver  qué pasaba, si continuaría el sismo o  dejaría de temblar, pero muchos murmuraban, las réplicas siguen.

Los habitantes de la Costa de Chiapas, intentaban usar el celular y el teléfono fijo, los cuales segundos después del sismo, quedan sin señal, lo que provocó angustia, desesperación y miedo, al no saber nada de sus familiares.

En un principio del impacto del sismo, informes preliminares del Servicio Meteorológico Nacional, señalaban que el movimiento era de 6:6 grados al suroeste de Tapachula, minutos más tarde confirmaba el dato de 6.9 lo que causo mucha confusión, porque nunca se había tenido una sacudida de esa magnitud.

Luego del sismo y del susto, las autoridades de Protección Civil en Chiapas, iniciaron los recorridos e inspeccios de zonas afectadas en la Costa de Chiapas, determinando que los municipios de Tapachula,  Huixtla y Unión Juárez, tuvieron mayor afectación en cuarteaduras de viviendas, comercios, iglesias, escuelas y edificios gubernamentales.

en Huixtla, el sismo de 6:9 grados en la escala de Richeter, mantiene con tristeza, dolor y luto por la muerte de José Ruiz Molina de 43 años con domicilio en la calle Francisco I Madero, quien era propietario de una tienda de abarrotes, frutas y legumbres.

La desgracia causada por este fenómeno meteorológico, dejará marcada al municipio de la “piedra”, quien este lunes, padeció uno de los sismos más fulminantes que han causados destrozos, cuarteaduras, caídas de bardas y negocios colapsados.

 Tras el paso de este sismo, muchos de los habitantes después de comprobar que estaban bien, la gente se volcó a las calles para ver  qué pasaba, si continuaría el sismo o  dejaría de temblar, pero muchos murmuraban, las réplicas siguen.

El delegado de Protección Civil del gobierno del Estado, Guillermo Soto Palomeque informó que en este municipio, resultaron afectadas más de mil 500 casas.

En un recorridos por el centro de Huixtla se pudo constatar, que la mayoría de las afectaciones estuvieron en el mercado y el centro donde convergen la actividad comercial y en cientos de viviendas que abarca el primer cuadro de la ciudad.

El Ejercito Mexicano, Protección Civil, Policía Municipal y cuerpos voluntarios, han iniciado el monitoreo de las afectaciones, para conocer la evaluación de los daños causados por el sismo de 6.9 grados.

Con la mirada triste, preocupación y el dolor de haber perdido su patrimonio, hombres, mujeres y jóvenes, levantan uno a uno, sus colchones, camas, trastes,  ropa, zapatos y sus pocos aparatos electrodomésticos que quedaron al interior de sus hogares.

Dona Antonio Espinoza Gálvez, relató que sintieron que todo se movía y que su pareja lo despertó, con el fuerte movimiento y salieron corriendo hacia el patio y protegerse de cualquier caída de techo.

 Espinoza Gálvez,  señaló que los cuatro integrantes de su familia, buscaran un lugar donde vivir, ante la desgracia y el colapso de su vivienda que quedó destruida al cien por ciento.

Mientras que platicaba, con el reportero, Antonio, sacaba de su armario unas camisas, que quedaron debajo de unos escombros.