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PAREDÓN, Chis., a 02 de febrero de 2018.- Nos estamos hundiendo, la lancha se fue en picada, ya no podemos hacer nada; fue la última conversación por radio de comunicación que Ovidio Quintanilla Fuentes, capitán de una de las cuatro embarcaciones tiburoneras desaparecidas en altamar el pasado 1 de enero del presente año, tuvo con el propietario de la lancha Bellarmino Rodríguez Beiza.
De acuerdo al presidente de la Sociedad Cooperativa «Camaroneros de la Costa», Feliciano Celaya Hernández; los fuertes vientos de hasta 70 kilómetros por hora y olas de entre 2 y 4 metros de altura sorprendió a los pescadores Quintanilla Fuentes, de 44 años de edad, y Luis Javier Gómez Ozuna, de 22; quienes viajaba en la lancha inmensa W25 número 9, la cual zarpó de la comunidad pesquera Costa Azul, en el municipio de Pijijiapán.
«Era un viaje rápido, la pesca de tiburón había sido buena y la lancha estaba sobrecargada de producto, pero ya no les dio tiempo de tirarlo, por que la ola y el viento hundió la embarcación», explicó.
Dijo que el capitán logró comunicarse en dos ocasiones; la primera para informar al dueño de la lancha que los había sorprendido el viento, por lo que, le ordenaron tirar el producto para que lograran sobrevivir; sin embargo, la segunda comunicación fue para informar que «era tarde; la embarcación se estaba hundiendo y ellos quedaban a la deriba a unos 70 kilómetros, en medio del mar.
Abundó que después de 4 días que pudieron salir a buscarlos, únicamente encontraron la embarcación volteada.
En esta misma comunidad pesquera, doña Elena Gómez Vázquez junto con su nuera Laura Yanet Espinosa Pérez y sus 4 nietas; lloran por la desaparición en altamar de José Olver Ballinas Gómez, de 35 años de edad; quien junto con Miguel Cirilo Vázquez, de 36 años, salieron a la pesca de escualo el pasado 2 de enero por la mañana.
De la embarcación perteneciente a la Sociedad Cooperativa «Bahía de Paredón» y sus tripulantes nada se sabe.
Entre llanto, la madre de Ballinas Gómez recuerda que su hijo se inició en la pesca de camarón, mojarra y liza, en el mar muerto (estero) a los 15 años de edad; sin embargo; cuando se casó se vió en la necesidad de salir a la caza del tiburón y el dorado, ya que es más redituable, pero peligroso por la lejanía donde van a buscar el producto.
Laura Yanet, relata que su esposo le platicaba que el lugar donde van la pesca de tiburón es lejano y hondo; que si una ola grande o el viento volteba la lancha, sólo los bidones de gasolina pudieran ser su salvación si estaban cerca de la playa.
«Yo le pedía muchas veces que ya no fuera a ese mar a pescar, pero él decía que ese era su trabajo, que le gustaba el mar vivo y la pesca», relata.
La búsqueda de los 8 pescadores se mantiene suspendida debido a los vientos de hasta 70 kilómetros por hora y oleajes de hasta 4 mestros de altura, provocado por el evento de Norte 23.
LE PIDO AL MAR QUE REGRESE A MI ESPOSO
En la comunidad de Boca de Boca del Cielo, a unos 20 kilómetros de Paredón; María Santos Carrillo y Paulina Cruz Pineda, piden al mar que les devuelva a sus esposos Noé Neftalí Ibarra Castillo y Rogelio Trinidad, ambos de 52 años de edad; que el pasado 28 de diciembre del 2017 salieron a la pesca del escualo a bordo de la lancha imensa W25 número 18.
De acuerdo al propietario de la embarcación, Carlos Aguilar Castellano, perteneciente a la cooperativa Bahía San Marcos; sólo en una ocasión logró tener comunicación con los tripulantes, quienes le dijeron que el mar se estaba poniendo feo y levantarían las mayas de pesca para regresar a tierra firme.
«El viento empezó arreciar, salimos a buscarlos a los tres días pero no los encontramos, el mal tiempo nos obligó a suspender la búsqueda, por lo que, pedimos apoyo a Protección Civil», explicó.
Con tristeza, María recuerda que su esposo Noé Neftalí Ibarra Castillo emigró de El Salvador hace más de 20 años; con la intensión de llegar a los Estados Unidos; sin embargo, la pesca era su pasión y decidió quedarse en la Costa de Chiapas.
«Mamita voy a salir a trabajar, primero Dios que me caíga producto regreso en 2 días», me dijo antes de irse, y no regresó.
Le pedí que ya no fuera almar, pero me dijo que iba para que el 31 tuvieramos para el pollito de la cena de año nuevo y ya no regresó».
La misma situación vive Paulina Cruz Pineda quien junto con sus tres hijas espera el regreso de su esposo Rogelio Trinidad, mientras tanto realizan la pesca de camarón, mojarra y liza en el estero para sobrevivir.
«Han sido muy dificil esta situación, entre más días pasas, me encuentro en una desesperación, pero tengo la esperanza que algún día va a regresar, que el mar me lo devuelva», señala con tristeza.
UN CURSO DE SOBREVIVENCIA PARA SER PESCADOR DE TIBURÓN
Para ser pescador de tiburón basta con tomar un curso de sobreviviencia y precaución que lo imparte la Capitanía de Puerto, informó el presidente de la Sociedad Cooperativa «Camaroneros de la Costa», Feliciano Celaya Hernández.
Además, que los pescadores seán expertos en manejo de lancha imensa W25 para hacer frente a fuertes vientos y altos oleajes en altamar, instalación de redes para la captura de tiburón; así como tener experiencia para localizar los bancos del escualo y dorado.
EL EQUIPO DE SEGURIDAD UN RADIO DE COMUNICACIÓN
El equipo de seguridad lo compone un radio de comunicación con alcance de 70 kilómetros, navegador o brújula digital que les indica rumbo, distancia y coordenadas; así como chalecos salvavidas.
Además de 350 litros de gasolina para navegar a una distancia de entre 70 a 130 kilómetros que les alcanse para dos días; comida enlatada, suficiente agua y hielo para el producto.
Los pescadores navegan en lanchas pequeñas y frágiles para fuertes vientos y oleajes; además de motores que en su mayoría son repararados o comprados de segunda mano.
PESCADORES GANAN DEDE 3 MIL PESOS O NADA.
-¿ Cuál es el sueldo de un pescador de tiburón?
El dueño de la embarcación aporta las artes de pesca, asume los gastos como gasolina, comida y hielo con una inversión aproximada de entre 7 a 10 mil pesos; mientras que los marinos realizan la captura del escualo, explica Celaya Hernández.
Abunda que si hubo buena pesca, descuentan los gastos y se reparten el 50% de las ganancías entre el dueño de la lancha y los marinos que pudiera ser de 3 mil pesos cada uno de los pescadores; pero si la actividad pesquera fue mala, no tendrán dinero que llevar a sus familias.
Refiere que por el mal tiempo pueden tardar hasta un mes sin salir a la pesca y la situación económica se complica, debido a que no tienen otras opciones de trabajo.
los varones inician la actividad pesquera a los 5 años de edad, con la captura de camarón, liza, mojarra, bagre, robalo, jaibas, entre otras especies marinas en la zona estuárica; producto que es comercializado en mercados locales de Chiapas y Oaxaca; mientras que el tiburón es trasladado a la Ciudad de México.
Las principales comunidades que se dedican a la captura del escualo son Boca del Cielo, Playa del Sol y esta localidad; con más de medio millar de hombres, que se inician a esta actividad a partir de los 15 años.