TELEFONO ROJO/ José Ureña

TELEFONO ROJO20110630
2011-06-30
　
* Las imposiciones que mataron a PAN y PRD
* Calderón remitió a Bravo y López a Encinas
* Creían tener asegurado a Eruviel, sin plan B
　
El domingo conoceremos el final de una historia con muchos vuelcos.
Con acuerdos traicionados, alianzas rotas, imposiciones dictatoriales, injustificable falta de cuadros, apuestas por el adversario y hasta jugadas magistrales para desarmar al contrincante.
Todo eso se ve en el estado de México.
Donde César Nava apostó su palabra y su compromiso de dirigente panista para, apenas levantado de la Secretaría de Gobernación (Segob), reanudó negociaciones para buscar una alianza con el Partido de la Revolución Democrática (PRD).
Se fue y su sucesor Gustavo Madero, obsecuente ante la misma instrucción superior, convino con el perredista Jesús Zambrano una consulta aprobatoria y salió ufano -”Mejor, imposible”- para enfrentarse al poder de Andrés López.
En ese momento, en la postulación de Alejandro Encinas, se acabó el sueño de hacer un frente duro de izquierda y derecha capaz de enfrentar al priísmo.
Ahí desapareció la última esperanza.
Al margen quedaron figuras propias con posibilidades de crecer en las encuestas -los panistas Josefina Vázquez Mota, Ulises Ramírez y José Luis Durán, o algún perredista del oriente del valle de México- y sólo les restaba una opción: la fractura del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
　
BRAVO NO TUVO NI A SUS DIRIGENTES
　
La búsqueda de información del comportamiento electoral mexiquense da un resultado para el análisis:
Panistas y perredistas ven en su respectivos candidatos sendas imposiciones.
Luis Felipe Bravo llegó de un desarraigo de muchos años y enviado directamente de la residencia presidencial de Los Pinos sin popularidad ni posibilidad alguna de victoria.
Es, sintieron cuadros medios y de colonia, una imposición de Felipe Calderón.
Bravo fue un alma en pena a quien no acompañaron ni los dirigentes nacionales del PAN en el arranque y en el cierre de su campaña.
Un nacido para perder.
En la izquierda hubo algo similar.
En lugar de mirar a quienes durante lustros trabajaron y ganaron el valle más populoso del país -Nezahualcóyotl, Ecatepec, Chalco, Ixtapaluca y muchos otros municipios-, les trasplantaron a otro desarraigado: Alejandro Encinas.
El candidato unipersonal de Andrés López, a quien Marcelo Ebrard, Los Chuchos y el resto de la izquierda se vieron obligados a respaldar con poca fortuna: su tendencia no creció.
Esta falta de identidad, concluyen varios analistas, impidió la participación de las estructuras panista y perredista con toda su fuerza.
No las tuvieron en las campañas y tampoco las tendrán el domingo ante las urnas.
Todo en beneficio del Partido Revolucionario Institucional (PRI).
　
Y AHORA, A MATIZAR LOS RESULTADOS
　
Extraño, pero en esta madre de todas las batallas, como la asumieron los fallidos negociadores, no se ve la imposición de Enrique Peña Nieto.
Eruviel Avila es ubicado al margen del Grupo Atlacomulco y del mandatario mexiquense.
En tal calidad lo buscaron todos los de enfrente -Marcelo Ebrard, Jesús Ortega, César Nava, Juan Manuel Oliva, Leonel Godoy y emisarios de Los Pinos- para ofrecerle en bandeja de plata la candidatura PAN-PRD para gobernador.
Era el idóneo para dividir al PRI.
Gustavo Madero, Jesús Zambrano y los jefes de ellos no tuvieron nunca un plan alternativo: o era Eruviel Avila o no había nadie capaz de aglutinar a unos y otros.
En el priísmo, mientras tanto, observaron esos esfuerzos y las encuestas.
Y en lugar de optar por un militante tradicional como es Alfredo del Mazo, se fueron por la figura más atractiva en la zona más populosa del estado de México y colorín colorado: esta elección se ha sellado.
Al ser derrotados, no podrán hacer del estado de México un referente para las votaciones presidenciales de 2012.

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