Abanico
· Ricardo Anaya aprieta tuercas para sostener en el PAN
· Gobernadores y ediles acatan porque necesitan apoyo
· Oportundiad de moches con la bolsa de 53 mil millones
Ricardo Anaya necesita y busca apoyos.
Hábil en la palabra y buen operador político, el presidente del Partido Acción Nacionla (PAN) ha iniciado una estrategia para remontar su mal momento presente.
De su discurso dan cuenta muchas intervenciones.
Sorprendió cuando como presidente de la Cámara de Diputados –cortesía de su traicionado Gustavo Madero– condujo con buen discurso los trabajos y sesiones de ese cuerpo legislativo.
En tal calidad habló también en el aniversario de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos en Querétaro, con una cátedra de constitucionalismo ante el presidente Enrique Peña Nieto y el gabinete en pleno.
Suyos han sido la mayoría de los foros y debates donde participa, pero ninguno de la trascendencia del 5 de junio en el análisis de la jornada electoral del año con Joaquín López-Dóriga.
Brilló a pesar de ignorar los resultados del día.
El esperaba “al menos tres” gubernaturas y se llevó siete de las 12 en juego con Agustín Basave y el Partido de la Revolución Democrática (PRD) de comparsas.
Desde entonces crece con la palabra.
Pero los hechos, sus hechos, empiezan a tropezarlo.
INDENME DE MOCHES Y DESVIOS
Ricardo Anaya lo sabe y teme a las consecuencias.
Hasta ahora había pasado por la política nacional sin conflictos.
Salió inmune en la Legislatura de los moches, la anterior, cuando fue coordinador de la bancada, presidente de la Cámara de Diputados, secretario y presidente fugaz del PAN.
Todo por cortesía de su padrino Gustavo Madero, a quien marginó, incumplió la promesa de hacerlo jefe de la bancada azul en la Legislatura actual y lo obligo a refugiarse como secretario general de gobierno en Chihuahua.
Si de aquellos moches salió indemne, hoy puede controlar con la distribución del presupuesto.
La historia es pública: la bancada del PAN negociaba la distribución de recursos y la repartía entre gobernadores y presidentes municipales panistas a cambio de comisiones hasta del 50 por ciento.
Por eso se les llamó la Legislatura de los moches.
Aunque era coordinador, jefe de negociaciones con gobernadores y alcaldes, Anaya supo desviar las acusaciones hacia varios compañeros suyos, entre ellos Luis Alberto Villarreal, luego destituido por contratar bailarinas en una plenaria del partido.
También salió indemne cuando hubo desvíos en la fracción panista y, él como coordinador, dejó pasar primero los moches y luego se fue de la pasada Legislatura sin aclarar.
Así llegó a la presidencia del PAN y así se ha entronizado para candidato a la Presidencia de la República con cargo a los spots del partido en radio y televisión.
Pero hoy busca el apoyo para sobrevivir.
¿A quiénes pide apoyo?
A quienes ha ayudado y solapado.
Allá los gobernadores, senadores, diputados, alcaldes, dirigentes estatales, delegados y miembros del Comité Ejecutivo Nacional del PAN si le dan su apoyo para evitarle su destitución.
Y VIENE EL NUEVO PRESUPUESTO
1.- Las presiones sobre Ricardo Anaya no se ciñen a las actuales acusaciones.
Suya fue la instrucción a la fracción del PAN en la Cámara de Diputados de generar una bolsa adicional de 53 mil millones de pesos y viene el reparto de ese dinero entre grupos parlamentarios.
El PAN, desde luego.
Y tanto los gobernadores como los ediles saben de esos recursos y piden mayor participación.
Acuden a los diputados Marko Cortés y Damián Cepeda, pero ellos los remiten hacia el Comité Ejecutivo del PAN y en específico a Anaya para alcanzar beneficios.
Tal vez esos recursos –o la fracción correspondiente a Accion Nacional- le sirvan para comprar lealtades y apoyos en estos momentos de crisis.
Y 2.- el gobierno de Carlos Joaquín lleva a cabo, en primera instancia, 25 auditorías a los órganos internos de control de dependencias y desconcentrados.
A ellos se sumará la revisión, obra por obra, de lo realizado por el gobierno de Roberto Borge y acciones personales del ex gobernador.