
Indicador pólítico
· Argumento para convencer a Duarte: -Renuncia o cárcel. Tú elije, Javier
· Primero le leyeron la cartilla en PGR y luego lo llamaron a Gobernación
· Veracruz no verá pronto la paz y Yunes teme no llegar a tomar posesión
La disyuntiva fue infranqueable:
-Renuncia o cárcel. Tú elije, Javier.
Es sencillo imaginar la palidez del todavía gobernador de Veracruz.
La maquinaria para retirar de la gubernatura a Javier Duarte de Ochoa comenzó a operarse el martes 11 por la mañana.
Una decisión pospuesta por lo menos un año si se toma el consejo de los operadores políticos del régimen al presidente Enrique Peña Nieto.
Mucho tiempo de espera y acción tardía porque el daño ya estaba hecho para perjuicio de muchos: de Veracruz, del Partido Revolucionario Institucional (PRI), de su ex candidato Héctor Yunes, de la política.
Con todo, Duarte de Ochoa supo que su suerte estaba echada.
Nada comparable a la recomendación de Héctor Yunes de retirarlo en enero de 2015.
O la invitación de Manlio Fabio Beltrones, el lunes 22 de febrero de 2016, cuando el dirigente nacional del PRI le pidió pensar en el retiro para no dañar más al partido, su partido.
Beltrones consultó el paso y recibió la anuencia.
Pero en el trayecto de Insurgentes Norte a Bucareli se desvaneció la instrucción y, tras algunas consultas, Duarte de Ochoa salió fortalecido –y así lo declaró en entrevista- de la oficina del secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong.
Pero el martes 11 no tuvo opción.
LOS EXPEDIENTES NO IRÁN AL ARCHIVO
La primera cita fue en la Procuraduría General de la República (PGR).
Ahí fue informado de los extensos y documentados expedientes en su contra, síntesis de una y mil arbitrariedades y desvíos cifrados por algunos en 35 mil millones de pesos.
-Ya están integradas todas las averiguaciones y sólo falta la orden política –le dijeron.
-¿Y qué debo hacer?
-Lo que te dije: te vas o cárcel.
-…
-Sí. Tal vez no mucho, tres o cuatro meses, pero cárcel.
El reto del itinerario cubierto por Javier Duarte de Ochoa estuvo vigilado: habló con su familia, informó a su círculo cercano y acudió a donde lo mandaron, a la Secretaría de Gobernación (Segob).
Miguel Angel Osorio Chong es un hombre duro cuando debe serlo o lo dejan –acotación: porque no siempre lo dejan, porque lo contienen- y ese día solamente estaba de humor para preparar el ceremonial.
Simple: licencia, se queda un priísta y te vas.
Así acudió a formalizar el anuncio con Carlos Loreto de Mola y se le ve engallado, tal vez porque cree haber salvado el riesgo de largos procesos y la vergüenza de verse encarcelado.
Pero los expedientes están listos y no para archivarse.
YUNES TEME NO LLEGAR A GOBERNADOR
1.- Veracruz se va a agitar mucho más.
A la salida de Javier Duarte, teme Miguel Angel Yunes, seguirán acciones contra el gobernador electo y por ello teme no tomar posesión el noviembre.
Más si logran demostrarle acusaciones viejas y nuevas, las señaladas y aportadas a la PGR hace tiempo por Elba Esther Gordillo, algunas quejas archivadas a su paso por el manejo de penales y las pruebas en manos precisamente de Duarte.
Su nerviosismo tiene justificación.
Y 2.- Chihuahua vuelve a calentarse y, con base en suficiente información, el gobierno federal teme el regreso a conflictos de los peores tiempos del estrado.
De muestra ahí están decenas y decenas de muertos en unos días y los diez crímenes del miércoles en un poblado de Madera.
Ante eso, el alcalde de Ciudad Juárez, Armando Cabada, asegura haber tomado nota y para evitar conflictos como los tenidos hace todavía un lustro, nombró a Jorge González como encargado de seguridad.
Hace tres años él tuvo la encomienda desde la Fiscalía del estado de sacar a Juárez de esa violencia.