
Política al margen
Si alguien quiere medir el estado de ánimo presidencial, vaya este dato:
Enrique Peña Nieto ha solicitado información completa y detallada del comportamiento electoral culminado el domingo con las votaciones con saldo de escándalo ya conocido.
Por si hay duda: siete gubernaturas para Acción Nacional (PAN) y seis para el Partido Revolucionario Institucional (PRI).
Los reportes deben contener muchos datos:
Comportamiento de los candidatos de todas las fuerzas políticas para cotejar su actividad proselitista y, obvio, su suerte.
Estrategias de los partidos.
Los mandos políticos, uno supondría la Secretaría de Gobernación (Segob) y el Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI, están todavía en los balances originales y no hay información concluyente.
Deberán aportarla porque, me dijo una fuente, el presidente quiere resultados distrito por distrito.
-No –me corrigió otra desde Los Pinos-, casilla por casilla.
Luego vendrán las decisiones y, sépalo usted desde ahora, pueden ser muy duras.
NO PUEDE HABER MAS DESCALABROS
El discurso oficial busca no aludir todavía a la sucesión presidencial.
Pero no es posible sustraer el análisis en curso del 2018 porque atrás del reporte estarán muchos puntos bajo revisión, desde la selección de candidatos hasta la imagen gubernamental entre la población.
Cierto, todavía faltan tres aduanas para esas votaciones: estado de México, raíz de Enrique Peña Nieto; Coahuila y Nayarit.
Salvo Nayarit, por cuyo palacio pasó el cocacolero Alejandro Echevarría para desilusión de los nayaritas, en los otros dos no ha habido alternancia.
En el despacho presidencial hay una convicción: no puede haber nuevos descalabros porque pondría en riesgo la Presidencia para el PRI y facilitar el acceso de la oposición.
Es muy temprano para hablar de personalidades –sobre todo para el estado de México-, pero no para valorar el reporte solicitado desde Los Pinos a fin de no volver a cometer los mismos errores de 2016.
Después de una revisión, no hay muchos prospectos: el diputado federal Alfredo del Mazo, el dirigente estatal priísta Carlos Iriarte, y el secretario de Gobierno, José Manzur.
HORACIO DUARTE Y JOSÉ LUS DURAN
Será una lucha sin pronóstico.
Andrés Manuel López ya prepara a sus huestes, a Horacio Duarte en primer lugar, Higinio Martínez en segundo y muy atrás Alejandro Encinas, quien fue barrido por el priísta Eruviel Avila hace cinco años.
Por su parte, el Partido de la Revolución Democrática (PRD) ha decidido colgarse del PAN como única opción de sobreviviencia.
En consecuencia, no está en posibilidad de postular a un cuadro propio y Agustín Basave deberá ceñirse a los designios de Ricardo Anaya.
Y en la derecha sólo hay un militante capaz de aglutinar a un PAN dividido y con buena imagen en la izquierda, José Luis Durán.
Las aguas se mueven en esa dirección, pero hoy el tema es el enojo presidencial y su solicitud de información para tomar decisiones al mayor nivel y reconformar su equipo, ahora sí, hacia la sucesión del 2018.