La suerte de Cuitláhuac, el indeseable
En el PRI y en el FRENTE pueden estar escribiendo una mala historia.
Eso de gritar que “ahí viene el diablo” puede resultarles tan inútil como contra indicado. Porque en los hechos la campaña contra Andrés Manuel lo coloca, todos los días, en el centro de la discusión. Con un mensaje muy útil para sus verdaderos seguidores. Y, también para una proporción muy grande de los indecisos.
Divulgado gratis.
El error podría venir de origen. De que, en ambas dirigencias, en los “cuartos de guerra”, entre los asesores de los candidatos presidenciales, la visión es del privilegio.
Sus integrantes son los que han resultado favorecidos por los gobiernos recientes, los que vienen de familias pudientes, los que se han rodeado toda su vida de quienes no se preocupan por el precio de la gasolina. Ellos son los que diseñan campañas que no hacen mella en la inmensa fuerza electoral del tabasqueño.
Porque el mismo día de la magnificación de las declaraciones de Paco Ignacio Taibo hubo concentraciones populares en Tabasco apabullantes, que demuestran que muchos miles de miles de personas creen ciegamente en Andrés Manuel.
Es una mala contabilidad la que diseña estas campañas. Donde no se toman en cuenta cuántos millones de mexicanos no tienen empresas ni resultarían afectados por una supuesta expropiación. A quiénes pasan cuatro horas del día en transporte colectivo para ir a un trabajo con salario que no cubre sus necesidades, no le asusta esta expresión.
Taibo, por su parte, es uno de los pocos escritores realmente conocido por la popularidad de sus libros. Y el fondo de lo que hablaba, hace tiempo, además, era la necesidad del apoyo popular a López Obrador ante la eventualidad de presiones de empresarios poderosos.
Para millones de mexicanos no hay pecado a perseguir en esto.
Insisto, la equivocación en el diseño de las campañas de miedo está en la contabilidad. Somos un país de pobres, y pobres muy pobres, y pobres muy pobres que han sido olvidados por los gobiernos. Si a esa inmensa mayoría logra llevar esperanza un candidato presidencial, es obvio que van a votar por él.
Se les olvida, además, que hay un núcleo social muy enojado, esa clase media y media baja y media muy baja, que se ha empobrecido cada sexenio. Y las declaraciones de Taibo pueden, todo lo indica, caer muy bien entre quienes no pueden pagar sus cuentas. Entre quienes sí van a votar con el estómago.
Lo cierto es que hay otro país. Muy lejano de quienes tienen su vida arreglada. Quienes tienen casa propia. Ingresos asegurados. Cuentas en dólares. Un país que no conocen los asesores de los candidatos Meade y Anaya. Y si me apuran, un país que ellos, los dos, insisten en excluir. Un país que no aparece ni en sus sueños. Un país con el que López Obrador se entiende…
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