Los magos y la gasolina
Nezahualcóyotl, 25 de enero.- Jóvenes, México es aún país de muchos jóvenes. Inmersos en la inmensa masa del desempleo que los hace dependientes de los jefes o jefas de familia; de la economía informal, donde se sienten em-pren-de-do-res tras su mesita desde donde ofertan las novedades de la piratería de discos o películas; de los que aspiran a una mayor capacitación y después no hallarán donde laborar porque –oh, paradoja– están so-bre ca-pa-ci-tdos…
Otra especie de jóvenes atiborra las terminales del metro muy de madrugada para irse a la Central de Abastos a descargar camiones de frutas y verduras, de abarrotes y alimento para mascota, o a las zonas industriales para llenar la entraña de contenedores que viajarán a diversas partes del país para nutrir a la industria y al comercio.
Jóvenes y jóvenes vemos en las zonas populares ya con el crío en brazos o rumbo a los centros escolares donde padecerán a maestros que, a falta de otra ocupación, les embarrarán lo que los programas oficiales consideran necesario para incrementar sus capacidades.
Jóvenes se ven en los sitios donde los militares, policías y empresas que ofertan Seguridad a las empresas, colocan puestos de reclutamiento para captar tropa u oficiales atentos a la oferta y la demanda de sus servicios y frenar a los amantes de lo ajeno, jóvenes siempre dispuestos a cumplir la cuota que sus cabecillas se han impuesto.
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