Teléfono rojo/José Ureña
Juzgadores, justicia y abogado.
En distintos foros e instancias, cuando se critica la corrupción en el poder judicial, las imputaciones van hacia juzgadores, jueces, ministerios públicos, fiscales, magistrados y ministros. A veces se cae en generalizaciones, como si todos actuaran igual, sin considerar que existen servidores que se caracterizan por su honestidad, por cumplir con la ley.
Hay quienes se distinguen por su desempeño ético, por proceder conforme a Derecho, capaces de resistir presiones, consignas, chantajes; imparciales, conscientes de la trascendencia de sus actos, sabedores de las consecuencias del error jurídico o desviación.
Por eso no es correcto generalizar, ver solo un lado de la moneda, como por costumbre se hace en la cotidianidad de las ciudades con agentes de tránsito, que es la autoridad con la que se topa la sociedad todos los días. Se señala de inmediato a los uniformados por concretar arreglos indebidos con infractores, que no respetan la normatividad de la vía pública., cuando la obligación de respetar el reglamento de tránsito corresponde a las dos partes.
Es el caso de lo que sucede en el ámbito judicial, nada más se observa a los impartidores de justicia y se les acusa de abusos, injusticias y de que haya gente inocente encerrada, sin libertad, por algo que nunca hizo. Se pierde de vista a litigantes o abogados que ambicionan el lucro a cualquier precio, sin escrúpulo alguno y mucho menos ética., decididos por dinero a engañar o sorprender la buena fe de la autoridad.
Seguro hay muchas historias para contar, en México y en el mundo, que también tienen que ver con la descomposición social, con el deterioro de la imagen del poder judicial.
Emiliano Robles Gómez Mont, egresado de la Escuela Libre de Derecho y primo de la conductora de televisión Inés Gómez Mont, acusada de lavado de dinero, delincuencia organizada y fraude fiscal, persiste en su interés de convertirse en millonario a costa de una infamia.
Como litigante y de manera gratuita, desde hace 10 años ha contribuido al armado jurídico de proceso penal que hasta la fecha no ha concluido y está radicado en el Séptimo Tribunal Colegiado en materia Penal del Primer Circuito en la Ciudad de México.
Decidió no cobrar por sus servicios con la idea de que una vez que “gane” el juicio, hacerse millonario con la parte de indemnización que le entregarían supuestas víctimas en este caso, sin saber que el acusado está muy lejos de ser adinerado o millonario.
Contrario a la ética que abandera la escuela de la que es egresado, Robles Gómez Mont, ha tratado de presionar a la autoridad judicial, con el argumento de que forma parte de familia influyente; avienta por delante su segundo apellido.
A pesar de que el acusado obtuvo ya dos sentencias de inocencia y la declaración del asunto concluido, fuera del plazo legal se aceptó apelación que reabrió y revirtió el proceso, lo que hace considerar que fue sorprendida la autoridad.
Como consta a la ex diputada federal, Teresa Gómez Mont, su sobrino Emiliano Robles Gómez Mont presume que se encontró una veta para enriquecerse, a base de armar historias producto de la mentira, sin importarle el daño que causa a su profesión e impartición de justicia.
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