Teléfono rojo
Cómo si no fuera suficiente la trágica circunstancia de los centroamericanos por la manipulación geopolítica, violencia, infiltración y la condición emergente de los integrantes de la caravana de migrantes, que caminan desesperadas hacia los Estados Unidos, los cubre ominosamente la aporofobia en su tránsito por México.
No obstante, no es el único segmento que envuelven los discursos del odio en México, en esta entrega nos dedicaremos al fenómeno de la migración masiva por la emergencia del caso, pero la aporofobia viene disfrazada de varias maneras: el odio extremo o la cosificación de la población vulnerable, de los que menos tienen. Cubre a varios segmentos sociales que el poder quiere desaparecer, llámense pensionados, jóvenes, enfermos, periodistas, mujeres, etc, Todo aquellos que no produzca según ellos. Los criminalizan, desprecian y matan, igual que a los migrantes.
«Aporofobia», es el neologismo que da nombre al temor o pánico, rechazo y aversión a los pobres. En 2017 fue elegida palabra del año por la Fundación del Español Urgente. Un término que puede explicar muchos de los fenómenos que enfrenta México, desde el económico hasta el sociopolítico.
En el mundo de la globalización, de los movimientos migratorios transnacionales y de la aparición de conflictos que emanan de las desigualdades sociales, los cimientos de la democracia se ven convulsionados, y principios como la justicia quedan en entredicho, señalan los investigadores.
Si usted nunca ha padecido la mirada de desprecio de los pudientes, sobre todo cuando por cualquier circunstancia usted se ve necesitado, entonces no sabrá de que le hablo. Cuando estos individuos creen estar arriba de los demás, voltean para abajo con burlas y engaños, sin percatarse que están envueltos en un episodio de violencia por odio -donde tarde o temprano caerán-, gracias al modelo económico financiero donde la humanidad solo son cifras, o trampolines para alcanzar la cima.
La corrupción tiene su origen y destino en ese nicho. El odio, el pánico, el temor, el terror a caer en ese segmento los mantiene enriqueciéndose, acumulando poder y pasando por encima de los demás. La Aporofobia exhibe que lo que está en riesgo en nuestras sociedades, que no es sólo el conjunto de reglas e instituciones del que nos hemos dotado para convivir de forma pacífica y lograr mayor progreso y bienestar, sino la propia dignidad humana y el bienestar de las personas. Es un fenómeno que nos obliga a profundizar en las raíces sociales y éticas de ciertos fenómenos sociales que desafían la democracia y los principios morales que la representan.
En la aversión a los pobres, vemos un proceso mental que anula la compasión y la empatía provocado por la ideología neoliberal que se activa cuando se dice que los pobres son culpables de su pobreza. Cuando los tecnócratas afirman que la pobreza no es fruto de unas condiciones estructurales, sino el resultado de la indolencia, (son unos flojos o tontos) se evidencia el miedo. En esa ideología, los pobres son percibidos como una amenaza. Culpabilizarlos anula la empatía y permite que se le ignore y hasta se les violente.
El concepto de aporofobia es acuñado por la filósofa Adela Cortina y surge cuando vemos un fenómeno en la conciencia colectiva, “que aun cuando no se ve o no se quiere admitir, hay que nombrarlo”. Está en la raíces de la xenofobia y racismo extendido por todo el planeta. Es la base en que se sustenta el agotado modelo del neoliberalismo. Son los marginados, los que viven en las calles de las metrópolis del mundo occidental, los que mantienen a la élite cupular cuya religión es el consumismo del capitalismo salvaje. Para quienes evitan caer en el nicho de los “sin hogar”, malas noticias, cada vez caen más y superan a los pudientes que se ven amenazados por los despojados.
Mientras los que temen perder su riqueza vuelcan su rechazo con odio, decenas de familias mexicanas apoyan a los marginados y manipulados migrantes en su lento paso, con tácticas de retraso a su alrededor para que Trump lleve a cabo sus elecciones y los utilice en su discurso para recuperar su perdido capital político. La aporofobia emerge con los anuncios de los radicales que ven una amenaza para su estatus quo, y salta en nuestro país como expresiones de odio vertidas en las redes, en los ámbitos políticos y en cibercomunidades, porque muchos se autoubican en la elite política que mira para abajo a los demás, sin saber que algún día ahí los remitirá su misma “religión” financiera.
Entretanto en Latinoamérica se hace como que no existe el problema de la pobreza y los marginados migrantes reciben la crueldad del ser humano que se considera más fuerte, en Europa ya se toman medidas para detener el avance de este pánico a los que nada tienen que perder, porque se los han quitado todo en cada crisis económica y de corrupción. El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha anunciado que impulsará la reforma del Código Penal para incluir la aporofobia, como agravante para que los agresores sientan «el reproche moral de la sociedad».
Pedro Sánchez refiere con acierto la necesidad de dejar de ignorarlo, «Vamos a dejar de fingir que el problema no existe si lo ignoramos con la mirada». Es dice el mandatario, “Una lección de la crisis es que nadie está libre de caer, de tocar fondo y perderlo todo” y alista la Estrategia Nacional Integral para Personas Sin Hogar, pasando del mero asistencialismo a una política basada en derechos.
Se podría entender que las perversiones de índole política internacional promuevan el odio con especulaciones y falacias pero, otra cosa es que lo adopten mexicanos que se precian de llevar la bandera de la justicia. ¿Qué puede llevarlos a ondear su estandarte ultra radical contra los marginados que se aventuran por miles en estado vulnerable que los pudientes manipulan , varios son los factores que explica muy bien la teoría de la aporofobia, el miedo a los pobres. Pero de ello hablaremos en otra entrega.