Itinerario político
Zapata y Villa en la ciudad de México
Los Ejércitos Populares de la Revolución mexicana entran a la capital
Se reunieron en el Paseo de la Reforma y entraron al Zócalo por la calle de Plateros (pocos días después bautizada por Pancho Villa como Madero). Entre las crónicas de los días siguientes, un periódico describió: “Los zapatistas […] visten calzón y camisa de manta blancos, bajo sus anchos sombreros guardan pan y otras cosas ligeras. Sus cananas les cruzan en el pecho en forma de cruz. Los dorados de Villa en cambio portan uniformes color caqui y sombreros de fieltro […]. Villa llegó engalanado en un uniforme militar azul oscuro y Zapata vestía de charro, una chaqueta de color beige con un águila bordada en hilo de oro en la espalda, su pantalón negro, con detalles de plata relumbraba al sol”. Ambos lucían sus hermosos caballos y recibían vítores de la multitud, al igual que Eufemio Zapata, Otilio Montaño, Rodolfo Fierro y el mismo Felipe Ángeles, que impasible marchaba, quizá pensando en los días aciagos de la Decena Trágica en 1913.
Cuando la infantería zapatista desfiló, llamaron mucho la atención dos portaestandartes y empezaron a sonar gritos de júbilo que acompañaron a la Virgen India, de Guadalupe, Tonantzin en sus raíces, virgen del pueblo que ya había acompañado las campañas y huestes de Miguel Hidalgo, y de nuevo parecía acompañar a un ejército popular y rebelde. Detrás de los zapatistas venía la División del Norte, comandada en esta ocasión por Ángeles. El desfile, acompañado por la música triunfal de bandas militares, culminó a las seis de la tarde, pero la vanguardia había llegado a Palacio Nacional poco después del mediodía. (Tovar de Teresa y Mas, 2020)
Es necesario traer al presente un hecho histórico de gran significado, la entrada a la Ciudad de México del ejercito Libertador del Sur, al mando del General Emiliano Zapata Salazar, y de la División del Norte, al mando del General Francisco Villa.
Al paso del tiempo, en el imaginario social, se tiene que a más de cien años es más grande la presencia y el significado de las figuras de Emiliano Zapata y de Francisco Villa, que se les coloco a toda costa como perdedores por el poder de los ambiciosos, en contraste de cómo se les ve y lo poco que se les recuerda a las figuras de Venustiano Carranza, de Álvaro Obregón y de Plutarco Elías Calles, que como grupo y facción se reclamaron triunfadores.
El primero, Emiliano Zapata, viene a ser la figura representante de las clases más sometidas y explotadas en las haciendas de encasillamiento de los indígenas y el campesinado del sur, circunstancia social que se equipara con el feudalismo europeo.
Francisco Villa es la representación del resentimiento de los campesinos contra los grandes hacendados poseedores de enormes extensiones de tierras, de tanta explotación a salarios de hambre, de tanta humillación en que se disponía de las mujeres en pernada y del abuso de autoridad de los destacamentos represores a orden del poder, de uso de todo el aparato gubernamental represor conducido en la cima por Porfirio Diaz.
De ese a este tiempo, podemos ubicar que Zapata significa la fuerza moral de lo que reclaman el campesinado y los indígenas; Villa es la fuerza militar y la audacia del campesinado norteño que tiene enorme resentimiento acumulado por años de saqueo y abuso.
Al paso del tiempo, los ambiciosos del poder tienen a toda forma ocultar el merito y la justeza del reclamo social y los triunfos de sus enemigos, valga el hecho de que la historia la escriben los vencedores, los ambiciosos, los usufructuarios del poder, pero a veces esa máxima no se cumple y se recuerda más a los supuestos vencidos.
Esa trascendencia, figuras que son enarboladas y llevadas como estandartes a manera de ejemplos en las luchas del pueblo rebelde que se ha decidido a levantar su voz, demandante ante el despojo o reclamante de justicia.
Emiliano Zapata levanta la bandera de tierra y libertad, con el de la tierra es de quien la trabaja, el autogobierno, a usos y costumbres de las comunidades indígenas fundamentado en el bien de la comunidad, el respeto a la voluntad popular guiada por los mas viejos y respaldada por los jóvenes; en el recibir el producto del trabajo al hacer producir la tierra, a la que se le cuida como la madre, la madre tierra y que no se vende o se le erosiona, no se le contamina junto con el agua, no se le destruye.
Francisco Villa es significación de rebeldía ante el acto abusivo que mancilla la integridad de la hermana, ante la injusticia que arrebata la tierra y niega una forma digna de vida, ante el abuso de poder que se aprovecha para enriquecimiento de grupo o personal, ante un mal gobierno. En propuesta demanda entrega de la tierra para trabajarla, de la educación para entender el mundo y saber defenderse, a base de hacer valer derechos y de vivir en comunidad con la debida preparación para defender a la patria.
Más allá de la crítica de incapacidad saber manejar el poder, que hacen ideólogos aburguesados desprendidos de los grupos de hacendados, perdiendo de vista que ni Zapata ni Villa no buscaban el poder, como desde un principio deja en claro que si lo busca Venustiano Carranza y sus acompañantes -anteriores gobernadores o agricultores acomodados-, con algunas respetables excepciones; Zapata y Villa buscaban se cumplieran las demandas sociales por las que fueron a un movimiento cívico electoral antireleccionista y luego a un movimiento armado con Francisco I Madero, con el que después se diferencian y toman distancia al negarles respuesta a esas demandas.
A la entrada a la Ciudad de México a caballo y dirigirse a Palacio Nacional se tiene en diálogos recuperados para la historia una serie de definiciones de y a la clase política -porfiristas enriquecidos, científicos y catrines-, al estado, al poder. Definiciones que aun expresadas al paso del tiempo tienen un profundo significado, a lo que desde aquel entonces y hoy el imaginario popular tiene de la clase política que se instala en el poder.
Caminar en la banqueta, como que me mareo. Es un ver la condición social y la diferenciación en un ambiente ajeno, la ciudad que después toma al campesino y al indígena, en la migración poblacional años después, como mano de obra, como proletario sujeto al precario salario sin cumplirse los propósitos de justicia social para los trabajadores escritos por los constituyentes de 1917 y llevados a golpe de la revuelta armada proletaria de las luchas sindicales de Río Blanco y Cananea, en el significativo ideario de Ricardo Flores Magón, como expresión en todo el México revolucionario de 1910, contenidos en la constitución como letra muerta, de engaño a interpretaciones.
La entrada de Zapata y Villa a la Ciudad de México se quiere olvidar, pasar de largo, negar, pero aún se les tiene presentes en Xochimilco y en Palacio Nacional ante una silla maldita que hay que quemar; tanto que los zapatistas aún son recuerdo vivo en el restaurante Sanborns al tomar chocolate, o de Villa con el balazo en el techo en el restaurant La Opera, en el reasignar nombre a la calle Francisco I Madero y colocar en escalera la placa de identificación, de llevarse a más de cien muchachos menesterosos a Chihuahua para darles hogar y educación, o de los organilleros a los que Villa uniforma de caqui.
Viva Zapata y viva Villa en la Ciudad de México.
Referencias:
FOTOGRAFÍA ANÓNIMA, ENTRADA TRIUNFAL DEL EJÉRCITO CONVENCIONISTA A LA CAPITAL, CON ZAPATA Y VILLA A LA CABEZA, 6/DIC/1914. © (INV. 6131) SECRETARÍA DE CULTURA.INAH.SINAFO.FN.MX
Tovar de Teresa, Isabel y Mas, Magdalena. (2020). RECUERDOS DEL ZÓCALO: “LA ENTRADA DE LOS EJÉRCITOS DE VILLA Y ZAPATA A LA CAPITAL MEXICANA EN DICIEMBRE DE 1914”. 8 diciembre de 2020. Relatos e Historias y de México. Recuperado de: https://relatosehistorias.mx/nuestras-historias/recuerdos-del-zocalo-la-entrada-de-los-ejercitos-de-villa-y-zapata-la-capital