Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Miscelánea, salud y política
En Defensa de la Democracia
Judith Álamo López
La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo: Nelson Mandela
“Aquí lo insólito es cotidiano”, dijo el escritor cubano Alejo Carpentier al referirse al sincretismo cultural que se amalgama en las diversas pero hermanadas culturas en los pueblos de América Latina, cuyas expresiones literarias y lingüísticas resultan ser reflejo de peculiaridades extraordinarias.
Mucho se ha dicho del Tlatoani o gobernante de uno o Huey Tlatoani de varios pueblos náhualts de Mesoamérica, quienes eran nombrados por los nobles, pero antes a los líderes se les llamaba Cuāuhtlahtoh (el que habla como águila) término equivalente a «jefe de armas» o «caudillo».
Quizá en ese realismo mágico incorporado las obras Juan Rulfo o Gabriel García Márquez, esté la simiente de nuestro inconsciente colectivo ancestral que sustente porqué amplios grupos de población en América Latina aceptan –por voluntad o imposición– el liderazgo populista del líder moral infalible e impoluto, mismo que con el apoyo de grupos armados dirige a la nación, e impone sin recato su voluntad, con el pretexto de eludir los tentáculos de los poderes conservadores y neoliberales que quieren apoderarse de su nación y del mundo.
Esta no es una alegoría fantasiosa, representa una amenaza real al destino de México y otras naciones en proceso de involución, ejemplos claros nos lo dan países como Cuba, Nicaragua y Venezuela, donde se sacrifican las libertades de expresión, de pensar, disentir, elegir, manifestarse, etcétera, todo para preservar en el poder al dictador.
Esta semana, como ejemplos de los excesos de las dictaduras, vimos en todos los noticieros la decadente imagen del presidente Daniel Ortega y Rosario Murillo, su esposa y vicepresidenta, sentados uno al lado del otro, lucían exagues, custodiados por jefes militares y otros funcionarios de su gobierno. El exguerrillero anunció la expulsión de 222 presos políticos a Estados Unidos. El otoñal dictador, quien encarceló a sus opositores para reelegirse en 2021, los llamó mercenarios, terroristas financiados por la potencia en América…
Cuántas veces no hemos visto a Nicolás Maduro, como un hombre con actitudes infantiles desternillarse de risa frente a los manifestantes en su contra, o desde un palco deportivo hacer como que dirige las protestas o con actitud divertida y sonriente observar desde el balcón de su palacio de gobierno como la policía antidisturbios arremete contra los manifestantes.
O el caso de nuestro presidente, Andrés Manuel López Obrador, quien impuso la condecoración del Águila Azteca al presidente cubano Miguel Díaz-Canel, considerado un representante de los dictadores Castro Ruz. Claro, esto suscitó la indignación generalizada de intelectuales y catedráticos quienes reclamaron al Jefe del Ejecutivo otorgarle injustificadamente la más alta distinción que se impone a los extranjeros en México por servicios prominentes prestados a la Nación o a la humanidad. De otros elogios, donaciones y contratos otorgados con recursos públicos, ni hablar.
Todos recordamos a Díaz-Canel, en julio de 2021, azuzar a los simpatizantes de la Revolución a confrontar y detener las protestas de los youtubers y población que marcharon en contra del régimen cubano por la escasez alimentaria y la precariedad en los servicios. El resultado: se reprimió, golpeó y encarceló a un millar de manifestantes. En prisión sigue la mayoría.
En este contexto, sin duda, como bien precisa Paulo Freire «la educación no cambia el mundo, cambia a las personas que van a cambiar el mundo». La educación es poder, mientras que la ignorancia es la madre de todos los fanatismos que impiden la evolución del mundo.
En México, la educación ha sufrido un retroceso durante los cuatro y medio años del gobierno actual. Además de la reducción presupuestal, lo peor fue el intento de ideologizar los contenidos de los libros de texto gratuito. Actualmente se mantiene detenida esta aberración por un valiente juez; pero hay más, se desaparecieron programas efectivos, como el de Escuelas de Tiempo Completo para transferir sus recursos a becas para estudiantes con fines político-electoreros.
Toda esta reflexión viene a colación porque dos consejeros del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdoba y Ciro Murayama, publicaron «La Democracia No se Toca», bajo el sello de editorial Planeta, un auténtico manual ciudadano, didáctico, accesible, encaminado a evitar el golpe a la democracia que se fragua desde la Presidencia de la República.
El INE permitió que llegara al ansiado poder el Lopezobradorismo, pero una vez en él, han sobrado argumentos falaces para destruir el andamiaje construido durante los últimos 30 años para consolidar un sistema electoral que permite elegir con libertad, en el que cada voto cuenta y se respeta. Si lo permitimos, adiós a la democracia.
El libro escrito de forma sencilla y directa contiene viñetas, gráficas y argumentos sobre el origen de la democracia y la utilidad del proceso electoral, para que cualquier ciudadano conozca sus derechos y pueda defenderlos. Algunas citas de la obra, son: «La historia de la democracia en el mundo demuestra que conquistar derechos y libertades no significa que permanecerán para siempre. Las democracias han nacido, pero también han muerto. Por eso, a la democracia hay que defenderla cada día.
«Por eso hay que exigir que todos los actores, el gobierno incluido, se sometan a las reglas de la Constitución y a las leyes, y que nadie, nadie se autoproclame vencedor: son las autoridades electorales las que dirán, con transparencia, quien obtuvo más votos»
El próximo 3 de abril dejarán sus encargos el consejero presidente del Instituto Nacional Electoral, Lorenzo Córdova y los consejeros Ciro Murayama, Adriana Margarita Favela y José Roberto Ruiz Saldaña, para dar continuidad al relevo escalonado en el Consejo General de ese organismo autónomo. Los consejeros electorales durarán en su cargo nueve años, y no podrán ser reelegidos.
Recién se publicó el calendario que comprende un periodo del 18 al 28 de febrero para la inscripción de aspirantes ante la Cámara de Diputados; el 26 de febrero –día de la segunda marcha en defensa del INE– se designará al Comité Técnico de Evaluación (CTE). ¿Coincidencia o distractor?
El 18 de febrero quedará instalado el CTE, conformado por dos integrantes propuestos por la Comisión Nacional de Derechos Humanos, dos del Instituto Nacional de Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (INAI) y tres nombrados por la Junta de Coordinación Política (Jucopo), quienes coadyuvarán al proceso de selección.
El 9 de marzo se emite el acuerdo para la evaluación de aspirantes; el 24 de marzo, el CTE expone la lista de aspirantes a la Jucopo; el 30 de marzo la Jucopo enuncia a la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados la lista de aspirantes; el 31 de marzo será la votación en el pleno.
Si alguno o varios de los consejeros propuestos no alcanzara la votación de las dos terceras partes de los diputados presentes, los nombramientos serán por insaculación por el pleno de la Cámara, el 1 de abril. En caso de no llegar al consenso electivo en el Legislativo, el 2 de abril, el pleno de la Suprema Corte de Justicia de la Nación podría intervenir en la insaculación de los consejeros.
El 4 de abril deberán rendir protesta los cuatro nuevos consejeros del INE, quienes serán –junto con los siete que continuarán en funciones– los responsables de organizar el Proceso Electoral Federal 2024, en que se renovarán las dos cámaras del Congreso y se concretará la sucesión presidencial.
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