Indicador político
Patriotismo optimista
De lo heroíco a lo ridículo no hay
más que un paso: Simón Bolívar
Judith Álamo López
Acabamos de constatar cómo el patriotismo, ese sentido de pertenencia, orgullo y dignidad con nuestra mexicanidad, siempre suma, y ese sentimiento surgió al conocer la carta que la presidenta Claudia Sheinbaum le envió a Donald Trump, advirtiéndole que «no es con amenazas ni con aranceles como se van a resolver el fenómeno migratorio ni el consumo de drogas en Estados Unidos».
Y también salió Sheinbaum al frente de que el jefe de gobierno de Ontario, Doug Ford, considerara un “insulto” que Estados Unidos mezcle a Canadá con México, Sheinbaum dijo con firmeza: «No aceptamos esta visión de que México es menos… somos un país grandioso que compite con otras economías, somos una potencia cultural y frente a nuestros socios comerciales, Estados Unidos y Canadá, nos vemos como iguales».
Plausibles posicionamientos, hasta sus críticos acérrimos reconocieron la dignidad y fortaleza de sus dichos, ahora sí habló como corresponde a una jefa de Estado: También fue asertiva al señalar: «se requiere de cooperación y entendimiento recíproco a estos grandes desafíos».
Bueno, hasta coscorroneó al próximo presidente del país más poderoso del mundo: «probablemente no esté al tanto» de la política migratoria que evita la llegada de caravanas de personas migrantes a la frontera norte.
Y ensalzó nuestra buena vecindad, puesto que “por razones humanitarias» México ha estado dispuesto a evitar que siga la epidemia de fentanilo en Estados Unidos, «que por lo demás, es un problema de consumo y de salud pública de la sociedad de su país”.
A ver si Trump comparte nuestro patriotismo optimista que, sin duda, es un poco exagerado debido a que no somos tan iguales, México es el primer socio comercial de Estados Unidos, con 15.7% en el total de intercambios de mercancías con el mundo (Buró del Censo EU 2023); mientras que México exporta 81% de sus mercancías al vecino del norte (Moody’s). Ah, y hay pruebas de que en México sí se produce el letal fentanilo que envenena a estadunidenses y mexicanos, entre otras circunstancias.
Cuando se negociaba el Tratado de Libre Comercio de Norteamérica (TLCAN), implementado en 1994, que beneficiaría a las economías de los tres países por la eliminación de los aranceles a las exportaciones entre naciones socias, en el Senado mexicano había un bloque que temía las consecuencias de un convenio entre economías asimétricas.
Recuerdo al senador chiapaneco Manuel Villafuerte Mijangos señalar que de concretarse: «al tiempo, el león terminará por comerse al cordero». Por tres décadas había creído que se había equivocado el senador liberal y nacionalista, el T-MEC ha sido útil para Norteamérica al reducir los precios de sus productos, y es hoy el pivote del desarrollo de México.
Pero regresó Trump al poder con el apoyo hasta de los hispanos –otra paradoja cobijada por la ignorancia– y lo usará hasta donde quiera a favor de sus intereses, para alinear a México en materia migratoria y evitar el tráfico de fentanillo. Consolidar al poderoso bloque comercial de Norteamérica parece haber pasado a segundo término para la potencia del norte, pronto lo sabremos.
Claudia Sheinbaum no se dejó amedrentar, pero dado el sesgo ideológico de la 4T hay fundadadas razones para creer que está considerando apostar por acrecentar las alianzas comerciales con Oriente, China a la cabeza, Japón y Corea.
De otra forma, la presidenta hubiera detenido la destrucción institucional del Poder Judicial que daba certidumbre a las inversiones extranjeras, no estaría a favor de la desaparición inminente de organismos autónomos constitucionales defensores de los derechos humanos, encargados de la transparencia y de garantizar la libre competencia, entre otras funciones de control para garantizar el sano desarrollo de una nación que se precia de ser democrática y republicana.
La mandataria ha mostrado un rasgo de carácter nuevo, hay que celebrarlo. Pero ¿para qué, a dónde nos llevará? La estrategia presidencial para impulsar el crecimiento arrancó con la creación del Consejo Asesor de Desarrollo Económico a cargo del Plan México y preparar la renegociación del T-MEC, lo integran 15 líderes del sector y es encabezado por la empresaria Altagracia Gómez. Estemos atentos a su desarrollo.
Emergen indicios, crecen las sospechas de que se está conformando una nueva élite política al cobijo de un régimen presidencial retardatario y hegemónico. Entre los principales dirigentes políticos del grupo gobernante emerge la avaricia por el poder, se imprime en sus gestos, en sus excesos frívolos y mundanos.
Ahora las «mayorías» invictas y supremas sumarán regimientos de jueces y magistrados afines, pues se sospecha hubo «mano negra» al acarrear candidatos morenistas, y celebraron con bombo y platillo que, inesperadamente, hubiera aspirantes de sobra para poder celebrar las elecciones del 1 de junio de 2025. Nadie teme a las consecuencias de sus actos.
La normalización de la violencia no debiera ser ignorada por la nueva clase gobernante, pero la impunidad se enquistó en México al igual que una narrativa populista y patriotera. Poco hacen los partidos de oposición para liderar a los inconformes, denunciar la pérdida de derechos ciudadanos o detener la decadencia. Un destello de luz pálido emerge con Alianza Cívica y su crítica frontal.
Nada parece quitarle el sueño a los líderes políticos de la Transformación, dícese que él habita el rancho de Palenque, al que le construyeron una base militar y un hospital del tercer nivel. Otros piensan que sigue invadiendo el Palacio histórico, patrimonio nacional, actualmente rodeado de altísimas rejas metálicas. En ambos casos, el amado líder y la líder presidenta, son custodiados por cientos de guardias militares que «no son del Estado Mayor Presidencial, ese desapareció», dicen, como si eso los eximiera de sus excesos e incongruencias.
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