Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
En política internacional la presidenta Sheinbaum ha propuesto, como uno de los puntos medulares del segundo piso de la cuarta transformación, constituir a nuestro país como una Potencia Media y por tanto salir del subdesarrollo en el que durante muchos años estuvimos estancados.
Es el momento de dar el salto a un nuevo escenario multipolar como el que estamos viviendo en el siglo XXI.
La elección de Donald Trump como presidente de los Estados Unidos de América le impone grandes retos y dilemas a la República Mexicana, para nadie es extraño que el nuevo residente de la Casa Blanca tendrá una actitud agresiva para con México, particularmente porque nos califica como la causa de la migración creciente y del narcotráfico, además de su aversión a todo lo que huela a izquierda.
Ante la debilidad de la oposición institucional (PRI, PAN y MC), no debiera sorprendernos que el nuevo gobierno de Trump apoyara a la extrema derecha mexicana representada por Verástegui y su movimiento Viva México.
MORENA debe estar muy atenta ante el crecimiento de la nueva derecha en el mundo (Milei, Giorgia Meloni, Viktor Orban, Jair Bolsolano, Santiago Abascal o Netanyahu) y abandonar toda ingenuidad, sobre confianza y soberbia política.
¿Dentro de qué estado del arte nos encontramos en el ámbito internacional? El fin del mundo bipolar y la transición hacia un mundo unipolar es un proceso que se inició con el colapso de la Unión Soviética en 1991, que puso fin a la Guerra Fría y eliminó el sistema de competencia directa entre dos superpotencias: Estados Unidos y la URSS.
Este momento marcó el fin del orden internacional bipolar, que había definido la segunda parte del siglo XX después de la segunda guerra mundial, y el comienzo de una hegemonía unipolar liderada por Estados Unidos.
Pero al llegar el nuevo siglo un nuevo actor político, económico y militar ascendió con gran fuerza en el contexto internacional, la República Popular China que es hoy la potencia que cuestiona la hegemonía estadounidense en todos los planos.
A su vez, la Federación Rusa, bajo el liderazgo de Vladimir Putin, ha buscado restaurar su influencia, particularmente en Europa del Este, generando altas tensiones en la región.
Ante tal escenario, México debe apostar por el Multilateralismo y la construcción de nuevas alianzas que le den una posición de respeto y poder frente a Estados Unidos.
Países emergentes en Asia, África y América Latina han conformado alianzas alternativas, como el grupo BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que desafían el dominio de las instituciones financieras tradicionales y buscan un mayor equilibrio de poder en los asuntos globales.
Hoy en día, el mundo tiende hacia una estructura multipolar, con múltiples centros de poder que compiten y colaboran en áreas específicas, en lugar de un único estado hegemónico.
Acertada entonces, es la línea del gobierno de Claudia Sheinbaum, que busca fortalecernos como una «potencia media,» promoviendo una política de no injerencia, pero defendiendo los principios de equidad y desarrollo sostenible en foros internacionales.
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