
Visión financiera/Georgina Howard
A un juzgado de carácter nacional, va a llegar un candidato con solo el voto del 0.4 por ciento de los electores del país. Un diseño constitucional torpe y deficiente, interpretaciones a modo, una abstención sin precedentes y la incomprensión del proceso electoral, provocan situaciones como la anterior. La legitimidad de los jueces deviene de la calidad de sus sentencias, no de la popularidad ante los electores, decía el constituyente Paulino Machorro Narváez.
La reforma que impuso el régimen, forma parte de una estrategia para desmantelar el Estado democrático. Por su parte, la abstención debe ser analizada desde una perspectiva sociológica y no desde la simpleza de las falacias argumentativas. La reforma no va a mejorar la justicia. En ese tema, para tener buenos resultados, una sociedad debe conjuntar diversos factores.
Algunos de ellos: un clima de paz que garantice la vida, leyes modernas, instituciones sólidas, presupuestos que respalden, entre otras cosas, suficientes jueces, fiscales, peritos, policías y defensores públicos. La elección es producto de una venganza y de la torpe idea de alguien que buscaba descubrir el agua tibia.
A lo anterior se agrega una deficiente redacción de los textos constitucionales y legales; además de la “ayudadita” que las autoridades electorales, en particular el INE, le dieron al régimen. En el ámbito internacional el experimento es visto con desconfianza y extrañeza. Por sus instituciones legales, el país contaba, hasta hace unos días, con un bien ganado prestigio.
México entregó al mundo el Juicio de Amparo y la mejor doctrina en derecho laboral y agrario. Hoy somos el “hazmereír” de la academia global y, al interior, solo los abogados cercanos al régimen festejan la ocurrencia. Por cierto, varios de ellos, en el pasado consideraban un disparate lo que ahora apoyan. Así de convincente es la panza y el poder. Luigi Ferrajoli se define como un Iuspositivista crítico.
Cuenta con un buen número de doctorados honoris causa de las más prestigiadas universidades europeas y americanas. Hace unos días, el eminente Juan Antonio García Amado le cuestionó sobre lo sucedido en México, calificándolo como “una locura”. Su respuesta traducida al español:
“Yo creo que sí es una locura. Espero que solo sea un signo de analfabetismo institucional. La legitimación de un juez no es el consenso, no habiendo pruebas, el juzgador debe ser capaz de absolver aun cuando el gobierno, la prensa y toda la opinión pública le pidan condenar, y, por el contrario, condenar, cuando habiendo pruebas, los poderosos pidan absolver”.
No dudo que algunos buenos juzgadores hayan triunfado en la pasada contienda; pero me preocupa que en el futuro sean rehenes de la popularidad. Me queda claro que los ideólogos del régimen desconocen que el derecho es una ciencia y tal vez por ello actúan como una pandilla de hechiceros.
El texto original de este artículo fue publicado por la Agencia Quadratín en la siguiente dirección: https://mexico.quadratin.com.mx/los-juristas-y-la-burla-electoral/
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