
Visión financiera/Georgina Howard
Error en el nombre América y los otros errores
Teresa Gil
Tres carabelas arribaron desde España a unas tierras que ya tenían habitantes. Eso ocurrió el 12 de octubre de 1492, después de navegar desde el pueblo de Palos a partir del 3 de agosto de ese año. Las equivocaciones, si son históricas, pueden trastornar al mundo. Una de ellas la elección de Donald Trump en un proceder histórico que se suma a su propio país y que atañe al mundo entero. Pero los americanos que somos nombrados así por culpa de una equivocación, ya que la historia nos consigna en ese sentido, somos los dueños de un nombre que no deberíamos de tener. Pero la equivocación más grande que nos arropa es otra, que el llamado descubridor del continente Cristobal Colón, haya errado en su destino y llegado a otra ruta. El destino original era Asia. Su arribo a la isla de Huanahaní, por el actual archipiélago de las Bahamas, catapultó la invasión y se extendió en nuevas expediciones hasta nuestras tierras, con los efectos que todos conocemos. La hazaña de Cristobal Colón no fue ni siquiera reconocida porque otro tipo, el florentino Américo Vespusio fue el que se ganó el nombre que ahora llevamos.
LA HISTORIA TAMBIÉN PLANTEA LA PREGUNTA: ¿COMO SERÍAMOS LLAMADOS?
La pregunta que deberíamos de hacernos, es que hubiera pasado si Cristobal no arriba a lo que sería América. Y si no nos hubieran puesto ese nombre. Tal vez llegaríamos a la conclusión, que también es histórica, que cuando otros invadieron al llegar a estas tierras extrañas que ya tenían dueños, hubo una actitud igual a la de Colón y el nombre les valió. La historia que se cierne sobre el genovés no es precisamente de nobleza y se sabe que en el tiempo que estuvo en estas tierras fue cruel y salvaje con los habitantes originales. Situación que se expandió en los que fueron llegando y las generaciones que hicieron suyo el continente durante tres siglos. El destino ahora de Colón en nuestra ciudad, es una estatua arrancada de su triunfo en la Avenida Reforma y sepultada en el olvido tal como ha sucedido en otros lugares del mundo. La única que aún tiene viva su larga avenida es Italia, como en Roma en ese largo andamiaje que se llama Cristóforo Colombo.
EL USTED DISPENSE POR EL NOMBRE DE AMÉRICA, FUE TARDÍO: SE CONSOLIDÓ
Para los que vivimos en América, continente que nos han querido robar con axiomas, proyectos e invasiones, el nombre extranjero sería lo de menos. Quizá un nombre de nuestros ancestros sería lo legítimo pero para entonces el nombre América se había consolidado y parece que el tal Vespusio fue muy hábil y dio a conocer su llegada a estas tierras con antelación a como lo hizo Colón. Y hubo especialistas cerca, denominados Waldsemüller y Jean Basin Sandocourt, que dieron a conocer esos mensajes y consideraron que América sería el nombre ideal. Lo dicen las enciclopedias. Cuando conocieron los datos de Colón, notaron la equivocación en la que habían caído pero ya era demasiado tarde. A Colón le queda al menos el nombre de Colombia. Por lo que respecta a las tres carabelas, son parte de la reseña de una historia que nos signó a millones en una equivocación, que por desgracia no ha sido la única. Acaba de pasar en Estados Unidos.