Política al margen
El 12 de noviembre se festeja en México, el Día Nacional del Libro. Nunca imaginó aquel herrero que nació en 1394, que su invento sería parte de la conciencia del ser humano. Un invento donde las ideas, la sabiduría, serían expuestas a las ventanas del mundo para que todos se asomaran a tomarlas. Es cierto que el libro ya existía desde la noche de los tiempos forjado en las más diversas y raras bases de la naturaleza, pero impreso como llegó por primera vez al ser humano solo se dio en la década que cubría el 1450 cuando Johannes Gensfeisch Gutemberg lo inventó. Pero ni siquiera imaginó entonces el también impresor, en los albores del siglo de las luces cuando ya la ficción llevaba mucho tiempo instalada, que algún día su invento fallaría: nadie escribió antes, como no sea en ciencia ficción, que toda la humanidad estaría en riesgo real de muerte y de destrucción. Gutemberg publicó por primera vez en su imprenta de tipos movibles que acababa de inventar, una biblia, la llamada Biblia de Gutemberg y desde entonces el libro se disparó como un enorme rayo en una luz que trasciende al mundo y el conocimiento pudo llegar, pese a los obstáculos de las oscuridades de las creencias, al que quisiera tenerlo. En América el arribo del libro fue polémico y peligroso, porque la censura eclesial con una Inquisición actuante, estuvo cotejando su llegada por barco y su destino. Hubo personas que perdieron la vida por tener un libro en sus casas. Algunos ilusos dan las cantidades de libros que existen, pero es difícil contarlos. En 2018 se daba la cifra de los existen, en 129 mil millones 864 880. Quizá parten de los datos oficiales de las editoras en las que sin duda están incluidos todos los libros digitales que se promueven en internet.
MILLONES DE LIBROS Y A VECES, UNO SOLO TIENE POCOS FAVORITOS
En la lista de los libros favoritos tiene mucho que ver las ventas que se producen. Cosa que no está sucediendo en la industria editorial en este momento, en casi todos los países. Hay algunos que llegan a los cien millones, aunque en los últimos listados se incorporan libros más recientes y los clásicos son minoría. Los de Harry Potter, El Perfume de Suskind, y otros que han sido best sellers están incluidos, si bien siguen encabezando la lista El Quijote, Cien años de soledad y uno de Agatha Christie que no es de mis favoritos, Diez Negritos. Las listas están de acuerdo a las ventas hasta llegar a los diez millones, pero con las excepciones de clásicos y obras permanentes que son famosas, las selecciones ya tienen un enfoque más laxo. Lo que si es que en las nuevas listas no aparece ningún título mexicano. Me gustó ver El guardián entre el centeno de J.D. Salinger entre los catalogados en los cien millones y no hallé, por cierto, La biblia, libro que siempre se menciona como puntera en la lectura. Contemplando el número modesto de mi libros publicados, 8 en total y varios inéditos, dejé a un lado las apantalladoras cifras de los más leídos y me fui a un breve y excelente cuento, que refleja, tristemente, la realidad que vivimos en este momento. Se trata de El hombre muerto del uruguayo Horacio Quiroga que fue publicado por primera vez en 1920 en el diario la Nación y después incluido en la antología de cuentos de ese magnífico autor, Los desterrados. Se trata de un hombre del campo que al pasar una valla para esperar a su familia que le llevará viandas, se cae y su machete se le incrusta en el vientre. A partir de ahí, el hombre va observando como la vida se le escapa por un hecho fortuito que no esperaba, como ahora nos pasa con el virus. Sin embargo, piensa en que la vida es así , pero que hay deseos y esperanzas en esa vida y un escenario de sueños antes de que el destino se ensañe definitivo. Lo retomé en instantes en que crecen esas esperanzas cuando todos tenemos opciones de vida, las vacunas entre ellas. Y cuando los sueños ahí están, como lo describe este autor de varios libros, Anaconda, El salvaje y El desierto, entre ellos, que falleció en 1937.