Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Ya que el gran Nietzsche arriba a su cumpleaños número 180 el 15 de octubre, vale enviarles de su parte, “Un recadito al oído de los conservadores” de nuestro país, que tanta obstrucción han hecho a los avances que se plantean. El filósofo alemán diría: “Lo que no se dijo antes, pero se sabe ahora y se podrá saber en lo sucesivo, es que una gran transformación hacia atrás, una regresión en cualquier sentido y en cualquier grado que se opere no cabe en lo posible. Los fisiólogos por lo menos lo sabemos. Pero todos los sacerdotes y todos los moralistas han creído lo contrario y han querido hacer retrogradar a la humanidad…hasta los políticos han imitado en esto a los predicadores de la verdad y aún quedan partidos que sueñan con hacer caminar a las cosas hacia atrás como los cangrejos”. Datos en su libro El crepúsculo de los ídolos. El filósofo recalca que podrán hacer cosas y tratar de engendrar una resurrección de la degeneración, pero es todo lo que podrán hacer. Como lo vimos por todo un sexenio y lo estamos viendo ahora en lo relacionado con la reforma judicial,
NIETZSCHE, ENFERMO DE LOCURA, DIJO EN SU LUCIDEZ LA VERDAD
Friedrich Wilhelm Nietzsche, hubiera cumplido el 15 de octubre de 2024, los 180 años. Su muerte en Weimar el 25 de agosto de 1900, lo llevó a terminar en un siglo diverso, por lo que muchos, mayores de 24 años, podemos decir que vivimos en el mismo siglo que este gran pensador. Su situación mental había llegado a tales extremos ya en 1888 a los 44 años, que algunos críticos piensan que se debió a la continuidad de tantos libros en ese momento, de los que mencionaron, Ecce homo, El crepúsculo de los ídolos, El anticristo, entre otros. Internado tras su extraña conducta durante mucho tiempo ya que vivía en absoluta soledad, tenía una conducta contradictoria a veces violenta, pero por lo general alegre, porque cantaba y le daba por desnudarse. En 2006, expertos que revisaron su expediente, llegaron a la conclusión de que su demencia fue frontotemporal, degeneración del lóbulo temporal del cerebro.
EL CREPÚSCULO DE LOS ÍDOLOS Y LA EXPOSICIÓN DE LOS GRANDES
Pocos creadores en el mundo han penetrado con tanta profundidad en la vida de los grandes personajes. Leer en El crepúsculo de los ídolos (Editores Mexicanos Unidos S. A. 1984) quien era realmente Sócrates y de paso Platón para Nietzsche, es ir avanzando en el tiempo de los pensadores, los filósofos sobre todo a los que dirige el libro, y es caer no en una sorpresa, sino en muchas cosas, en la verdad. En el hecho de que los conocimientos sobre todo las frases de aquellos famosos sean reproducidos, más ahora en en las redes todos los días, sin desbrozar el alcance que tienen. Ese “Pienso, luego existo”, de Descartes, parecería tonto. En una de sus “imposibilidades”en este libro, veamos lo que dice de algunos que conocemos y ahora se delimitan con una sola frase: “Séneca o el torero de la virtud; Rousseau o el retorno a la naturaleza en impuris naturalibus; Schiller o el trompetero de Sackingen de la moral; Dante o la hiena que versifica en los sepulcros; Kant o el cant (la gazmoñería) como carácter inteligente; Víctor Hugo o el faro en el océano de la falta de sentido; Liszt o el estilo corriente…para las mujeres; Jorge Sand, lactea ubertas, la vaca lechera del gran estilo; Michelet o el entusiasmo en mangas de camisa; Carlyle o el pesimismo de la mala digestión; John Stuart Mill o la caridad ofensiva; Goncourt con los dos Ajax peleando con Homero (música de Offenbach); Zolá o la “alegría “estercolada”.