Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Presidenta. Seis de abril, soberanía y mujeres
Dos acontecimientos muy significativos se celebran el seis de abril y ambos repuntan en este momento por su vigencia. Uno de ellos, aquel triunfo indiscutible de los caborquenses en 1857, contra las fuerzas invasoras de Estados Unidos y 96 años después, en 1952, el anuncio de la reforma que consolidó el voto de las mujeres en México. No son solo fechas dignas de celebrar, son conmemoraciones especiales, el primero porque la amenaza vecina contra nuestra soberanía debe ser materia de vigilancia permanente y lo vemos ante las amenazas que envía casi a diario el republicano Donald Trump y la osadía de George Abbott desde la tierra, Texas, que nos robaron. Y por otro, el que siete décadas después podamos llegar a tener una mujer en la presidencia de la República. En el primer caso también hay que recalcar que fue un indígena pápago el principal baluarte de aquella victoria porque ante la fuerza de los invasores, fue una flecha suya, encendida, la que hizo estallar todo su armamento y la victoria sonorense-mexicana, se dio.
AHORA QUIEREN BLINDAR LA FRONTERA, PERO ENTONCES QUERÍAN MÁS ESPACIO
La batalla del seis de abril definió el triunfo sonorense contra las fuerzas que comandaba Henry Alexander Crabb y que había iniciado el primero del mes. El comandante estadounidense había aclarado abiertamente que venía en busca de las riquezas que tiene el estado y se aposentó en Caborca acompañado de un grupo de filibusteros que esperaba penetrar en esa tierra pródiga e instalarse. La pelea fue muy dura en un año en que en otro contexto ese país ya invadía nuestras tierras. Soldados mexicanos que estaban instalados en Altar comandados por Lorenzo Rodríguez llegaron en auxilio de los caborquenses y dieron la batalla cinco días. Fue el 6 de abril que el indígena pápago integrado a la defensa, Luis Núñez, prendió una de sus flechas y la lanzó al lugar donde estaba el arsenal de los invasores. El estallido fue terrible y los filibusteros quedaron indefensos. Los soldados mexicanos los hicieron prisioneros y los fusilaron con Crabb a la cabeza. Esa gran victoria que tiene el mismo resalte de la victoria del cinco de mayo en Puebla, se da como justicia entre un pueblo pobre pero valeroso frente a enemigos poderosos. Caborca empezó a llamarse desde entonces la Heroica Caborca y con el tiempo se le ratificó legalmente.
AUNQUE TARDÍO, EL RECONOCIMIENTO FEMENINO FUE UN GRAN TRIUNFO
Enseñoreado por siglos, el hombre mexicano como todos en el mundo, consideraba a las mujeres en segundo plano, pese a la relevancia de muchas de ellas. Esa es una historia muy sabida. De ahí que la lucha por obtener el reconocimiento total, el de las leyes, fue permanente. De entrada aquel histórico 6 de abril de 1952 abrió la posibilidad de la reforma al artículo 34 constitucional, lo que obtenido en octubre de 1953, posibilitó que las mujeres pudieran votar. Concedido tarde, las mujeres luchadoras de la época lo evaluaron bien, aunque fue hasta el 3 de julio de 1955, que ese logro se consolidó cuando miles de mujeres salieron a votar. En esa votación, muchas mujeres fueron electas, dos de ellas relevantes por sus luchas, Margarita García Flores y Marcelina Galindo Arce. Los puestos de elección para ellas empezaron a fluir. Pocos años después en los sesenta surgieron las dos primeras senadoras con Alicia Arellano de Sonora y María Lavalle Urbina de Campeche. En 1979 fue electa la primera gobernadora, en Colima, en la persona de Griselda Álvarez. Y es también tarde aunque la posibilidad está abierta, que más de 45 años después, una mujer llegue a la Presidencia del país. Y ahí va…