Libros de ayer y hoy/Teresa Gil

                                       Erreguerena. No murmuren demasiado

                                                      Teresa Gil

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El día dos de febrero del 2024, murió la escritora, médica de profesión, María Luisa Erreguerena Albaitero, autora de innumerables obras, narraciones cortas, cuentos sobre todo. En enero de 2016, escribí esta crónica sobre su libro No murmuren demasiado. Hoy quiero volver a presentarla a los lectores como un homenaje a una mujer tan talentosa. México es un país de murmuraciones -al estilo de Rulfo incluso, con tanto muerto-, y lo es porque nunca tenemos ni conocemos la verdad de lo que está pasando. Los murmullos se echan al vuelo y según  el contexto y el alcance de cada quien, las versiones toman  otro rumbo y la bola de nieve crece ayudada por el tiempo que hace en el país y  se acerca mucho a la verdad. Sucedió por ejemplo, con los casos más terribles que hemos vivido en los últimos tiempos : Ayotzinapa y Tlatlaya. La vox populi, los periodistas independientes, los testimonios valientes, las luchas familiares y la propia naturaleza, echaron por tierra la versión oficial del primer caso. Un enorme murmullo con todo tipo de datos, abrazó el esfuerzo de esas instancias y la versión  oficial quedó al descubierto.

NO MURMUREN DEMASIADO DE PAVESE, INSPIRA EL TÍTULO DE ERREGUERENA

No era su intención el desterrar esa verdad que surge de las profundidades, lo que pretendía el poeta italiano César Pavese, cuando cerró su despedida, al suicidarse a los 42 años en 1950, con su famosa frase, No murmuren demasiado. El, que pasó buena parte de su vida escribiendo su diario Oficio de vivir, irónicamente se escapó llevado por la soledad y la depresión. Lo hizo igual que uno de sus personajes. En recuerdo de esa frase, No murmuren demasiado se titula la novela de la escritora María Luisa Erreguerena Albaitero, médica de profesión, quien al igual que Chejov, decidió buscarse un amante en la literatura. Y ese amante le ha dado frutos y premios y una prosa directa, a la vez sencilla y profunda, con la que nos dice lo más sorprendente, como si fuera de paso, sin aparentemente sentirlo. Es uno de esos libros que se deslizan suavemente y que uno termina en poco tiempo. Mas cuando se trata de una analogía de los famosos cien años de una familia mexicana, que sin las grandilocuencias de aquella otra, va retratando la historia de cinco generaciones de una misma rama. Historia que atraviesa el cardenismo sin nombrarlo, se despide de los tranvías y ve florecer la ciudad moderna plagada de edificios y camiones, hasta llegar a la etapa de los celulares y computadoras.

UNA EXCELENTE ESCRITORA EN UNA LARGA HISTORIA FAMILIAR

Erreguerena Albaitero tiene estudios en la Sociedad General de Escritores de México (SOGEM), ha tomado cursos y diplomados  y ha sido premiada  por sus cuentos y  recibido la beca Juan Grijalbo de la Cámara de la Industria Editorial, en 1994. Entre sus muchos trabajos destacan la novela Memorias de una bruja que nunca estuvo en París y el libro de cuentos Las sirenas de San Juan. Lo que emociona  de No murmuren demasiado (Edición Kindle, octubre 2015), es que se descubre  en algunos de esos personajes aparentemente mediocres, un sentido de la vida y una piedad para los otros, que por desgracia se ha perdido en México, La mujer por ejemplo, que al conocer a su rival la percibe vulgar, pero no le hace daño y el protagonista origen de la zaga, Celso, que  queriendo matar a la mujer que lo abandonó, al descubrirla pobre y en desamparo,  prefiere tirar su arma al mar. La novela va desfilando por décadas y reflejando en sus personajes los cambios que experimenta el país y todo lo que vive una clase media que ha alcanzado la llamada movilidad social: primero la pobreza, el ascenso, el lujo, la soledad, el engaño, vislumbres de amor, despego, fracaso, homosexualidad, enfermedades, cáncer, autismo y un deseo expresado: escribir la historia de esas generaciones. Uno de los protagonistas centrales, la casa de piedra de la calle Jalapa donde vivió la familia, es destruida al final, cuando ya los celulares se agitan a su alrededor.