Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Claudia presidenta, la ciencia y el premio Nobel
Tener una presidenta científica como Claudia Sheinbaum, podría allanar en nuestro país muchas cuestiones de las que nos servimos, pero que nos son ajenas en su comprensión. Recuerdo que un astronauta mexicano dijo por allá, hace diez años, que los efectos de los desastres naturales podrían atenuarse con el solo hecho de aumentar el presupuesto para la ciencia. Agilizar y modernizar los sistemas satelitales y formar más científicos que atiendan los los problemas naturales, puede evitar muchas cosas. Si se hubiera atendido eso, el calor que nos amenaza podría tener mejor contención si la ciencia se pone en movimiento. Con una científica experta en energía el caso de la energía común que nos envuelve por todas partes, tendría una mejor disposición y sería mejor utilizada y desde luego le costaría al usuario más barata. Un científico que traté desde los tiempos de la UNISON, Said Infante Gil, que fue parte del Colegio de Postgraduados de la Universidad Autónoma de Chapingo, sostiene que “la ciencia es una actividad humana porque es un sistema ordenado, racional y comunicable de predecir el futuro ¿Qué tan bien?, depende quien y de su circunstancia y por supuesto del estado de naturaleza o sea, el fenómeno a predecir”, Eso le da más validez a la necesidad de una científica al frente del país. Alguien que conozca y tenga capacidad para actuar.
IMPRESIONANTE TRAYECTORIA CIENTÍFICA DE CLAUDIA, PUEDE SERVIR AL PAÍS
Licenciada en ingeniería por la UNAM en 1989, se tituló en la maestría de esa materia en 1994 y en 1995 inició el doctorado que ostenta en energía. Estuvo cuatro años en San Francisco en el mismo tema y en 2007 con el grupo de expertos en cambio climático, fue una de las ganadoras del Premio Nobel de la paz, junto con el ex vicepresidente de Estados Unidos Al Gore. Desde antes y después ha participado en infinidad de organismos, asesora de la CFE, científica en el Colegio de México entre muchas instancias. Se le conoce como luchadora estudiantil en el movimiento del CEU que defendía la educación gratuita en las universidades y ha participado sin descanso en la administración pública y la política, desde la delegación de Tlalpan, en la Jefatura en el gobierno de AMLO, y recientemente como jefa de gobierno de la ciudad de México. Su trayectoria está signada en infinidad de artículos científicos que han difundido las principales revistas de ciencia y pese a sus muchas ocupaciones, una de ellas titular de la materia en la UNAM, ha estado al tanto de los avances de la ciencia en este momento. La ciencia entra en la política y es una forma extraordinaria de poder.
NIETZSCHE CRITICÓ LA CIENCIA CUANDO FUE USADA IRRACIONALMENTE
El científico de Chapingo mencionado, publicó su libro Orden, Azar y Causalidad reeditado en esa universidad en 2012, pequeño libro, ágil, ameno e irreverente en el que se trata de impulsar la creación de más científicos. Propuesta que se hace sin descuidar las humanidades, como esos bárbaros que están eliminando la materia de filosofía en las universidades. En su recorrido formó la colección La Gaya ciencia no solo como título de uno de los libros de Nietzsche más famosos, sino una colección de libros de científicos mexicanos. De ese recorrido se desprende que el científico no es una persona del otro mundo sino alguien vinculado al ser cotidiano del que forma parte, que al mismo tiempo puede ser sensible como artista y profundo como filósofo. Categorías de más para recalcar la necesidad de que una científica como Claudia Sheinbaum sea la presidenta de la República.