Abatir la impunidad, la madre de todas las batallas
Es común ver que, en momentos difíciles, de conflicto o de crisis, el presidente Obrador responda a los críticos de su gestión y a quienes llama “mis adversarios”, no sólo con el consabido “tengo otros datos”, sino con una sonrisa socarrona y un lenguaje corporal que para muchos resulta ofensivo.
Pero acaso la mayor ofensa de Obrador es a la realidad, a los hechos contundentes, a los datos duros y al sentido común; ofensas que se traducen en un insulto a las víctimas de un gobierno que, al mismo tiempo, empuja al país al despeñadero.
Por eso, aquí formulamos la pregunta que muchos mexicanos se hacen en sus hogares y oficinas; en escuelas, trabajos y en comederos políticos.
¿De qué se ríe presidente Obrador, si ha llevado al país al mayor nivel de inseguridad y violencia en la historia de México? ¿Sabe, presidente Obrador, que a pesar de que usted tiene otros datos, las cifras oficiales de muertes violentas llegó al mítica cifra de 20 mil vidas perdidas? Un río de sangre nunca visto.
¿Se ríe, presidente Obrador, del fracaso de su estrategia para combatir la inseguridad y la violencia?
¿De qué se ríe, presidente, cuando socarrón, dice que la economía “va requetebién”, a pesar de que todos los especialistas dicen lo contrario; cuando calificadoras y organismos financieros internacionales están por declarar, de manera oficial, que la economía mexicana entra en recesión?
¿Se ríe presidente Obrador, del fracaso de su política económica?
¿De qué se ríe presidente, cuando las cifras oficiales de empleo confirmar que todos los días más mexicanos pierden su trabajo; cuando cada día más empresas cierran y cuando están al borde del colapso industrias como las de la construcción y el turismo, que son clave para crear empleo?
¿De qué se ríe presidente, si cada que defiende a ultranza a la jefe de gobierno de Ciudad de México, Claudia Sheimbaun, en realidad insulta a miles de víctimas de la violencia generalizada en la capital del país; ciudad con los más elevados niveles de secuestro, feminicidio, robo con violencia…?
¿Se ríe presidente, de que las alcaldías de la capital que gobierna su partido, Morena, están entre las más inseguras y violentas del país?
¿De qué se ríe presidente, si de las seis ocasiones en que ha salido en defensa del gobernador de Veracruz, Cuitláhuac García, sólo consigue una mayor indignación de la sociedad veracruzana; miles de agraviada por la violencia y la inseguridad que prohíja el peor mandatarios de esa entidad?
¿Acaso se ríe presidente, del absurdo que significa que el presidente de los mexicanos avale la ineficacia y el fracaso de gobernadores mediocres?
¿De qué se ríe presidente, cuando escudado en el grosero eslogan del autoritarismo de su gobierno –“me canso ganso”–, insiste en la construcción del aeropuerto de Santa Lucía, a pesar de resoluciones judiciales? ¿Nos está diciendo, presidente, que pasará por encima de la Suprema Corte?
¿De qué se ríe presidente, cuando defiende a capa y espada los acuerdos migratorios pactados con Estados Unidos por su negociador favorito, Marcelo Ebrard, a pesar de que esos acuerdos han sido cuestionados por todos los especialistas independientes, incluidos diputados y senadores de Morena, como Porfirio Muñoz Ledo y Ricardo Monreal?
¿Se ríe de la historia, presidente; de que pasará a la historia como el presidente mexicano más entreguista a los Estados Unidos y como el presidente que construyó el muro de Trump en la frontera sur de México?
¿De qué se ríe presidente, cuando insulta a los medios y periodistas críticos de su gestión, a los que llama “prensa fifí” y “cretinos” –entre muchos otros calificativos–, y luego guarda silencio sobre la escalofriante cifra de 13 periodistas asesinados en los primeros seis meses de su gobierno?
¿Se ríe presidente, de que su gobierno es considerado como el más peligroso para el ejercicio de la prensa crítica?
¿De qué se ríe, presidente Obrador, cuando habla de dar asilo, empleo y seguridad a todos los migrantes que pasan por México; cuando promete la nacionalidad mexicana a millones de niños migrantes, a pesar de que los mexicanos carecen de empleo, de seguridad, de certidumbre; cuando millones de niños mexicanos fueron despojados de guarderías y de la salud elemental; se ríe de que se negó a recibir el informe de la CNDH?
¿Se ríe de que los hechos confirman que usted, presidente, es el mayor peligro para México?
Al tiempo.