
AMLO, el pararrayos
¡EL AMASIATO ENTRE
ZEDILLO Y OBRADOR!
RICARDO ALEMAN
Seguramente muchos han escuchado las duras críticas de Ernesto Zedillo al populismo depredador de López Obrador y de Claudia Sheinbaum.
Señalamientos que acusan al expresidente tabasqueño y a “la presidenta” en funciones, de haber dado muerte a la democracia mexicana.
Sin embargo, lo que pocos saben y otros no quieren recordar, es que desde el arranque del gobierno prisita de Ernesto Zedillo –en 1994–, se estableció una alianza político-electoral entre Zedillo y el líder social AMLO.
Alianza que no solo consolidó al sistema electoral mexicano y dio paso a la alternancia en el poder, sino que sirvió para avalar el Fobaproa, rescate bancario que hoy pretende servir de instrumento para desviar la atención de los fallidos gobiernos federales de Morena.
Sí, en dos momentos de la historia política mexicanas –en los años 1996 y 1999, respectivamente–, Zedillo y AMLO pactaron sendos amasiatos que hicieron presidente del PRD al tabasqueño y luego, de manera ilegal, lo convirtieron en candidato y jefe de gobierno del DF por ese mismo partido.
En efecto, esa es la verdadera “historia negra” de un amasiato político que quisieran olvidar no sólo los “fanáticos lopistas”, sino la mismísima presidenta, Claudia Sheinbaum; amasiato que, en sentido contrario, avaló desde el PRD de AMLO, decisiones de Estado, como aprobar el Fobaproa.
Es decir, resulta que contra la difamación y la calumnia lanzadas por “la presidenta” contra Zedillo, lo cierto es que el expresidente priista fue el responsable de abrir la puerta, de manera ilegal, a la victoria electoral de Obrador en el año 2000, a la jefatura de gobierno de la capital del país.
Pero vamos por partes.
Como saben, en días pasados reapareció el expresidente Zedillo con una severa y reiterada crítica a los gobernantes de la mal llamada “Cuarta Transformación”; señalamientos directos contra Obrador y Sheinbaum, como responsables de acabar con la democracia mexicana.
Y es que está a la vista de todos que hoy en México ha muerto la democracia, al desaparecer la división de poderes; al ser capturados desde Palacio, los poderes Legislativo y Judicial; al tiempo que en pocos días se llevará a cabo la farsa para elegir, por voto popular, a jueces, magistrados y ministros de la Corte.
Por si fuera poco, además perdieron toda su independencia instituciones fundamentales como el INE y el Tribunal Electoral; al tiempo que también fueron aniquilados el Instituto de Transparencia, la CNDH y muchos otros órganos autónomos, mientras que desde palacio se prepara la cancelación de libertades fundamentales para la democracia, como la libertad de expresión.
Pero la más reciente no era la primera ocasión que el expresidente advertía del peligro de los populistas mexicanos.
No, el 10 de diciembre del 2021, en el seminario “La Relación de Estados Unidos e Iberoamérica”, Zedillo y el hoy desaparecido Mario Vargas Llosa, alertaron del peligroso retroceso democrático que ya se vivía en México y en América Latina.
Así lo dijo Zedillo: “Si uno ve el mapa de América Latina, concluye que quizá 70% de nuestra población vive en países en donde la democracia que creíamos definitiva está seriamente amenazada por individuos que accedieron al poder por la vía democrática y que de inmediato se abocaron a destruir cualquier elemento democrático. (Fin de la cita)
Pero Vargas Llosa fue más directo: “México concitó grandes esperanzas en el Continente cuando el señor Zedillo transformó México y permitió elecciones libres… sin embargo, hoy nada de eso queda. ¿Por qué? Porque los mexicanos votaron mal”. (Fin de la cita)
Sin embargo, lo que pocos recuerdan es que, en 1996, Obrador siguió los pasos del PAN –que en 1988 promovió una alianza con el gobierno de Carlos Salinas–, y provocó un amasiato político con el joven gobierno de Ernesto Zedillo.
Y si aún lo dudan, pueden consultar la hemeroteca del diario La Jornada del lunes 3 de junio de 1996, que tituló así su nota principal: “Conspiran contra Zedillo: López O.”.
La nota se refería a una declaración que AMLO formuló en Misantla, Veracruz, el domingo 2 de junio de ese año, en donde dio a conocer la propuesta de un “acuerdo de unidad y apoyo político” al gobierno de Zedillo.
Así lo dijo Obrador aquel 2 de junio de 1996: “No queremos alianzas con el presidente Zedillo, deseamos acuerdos donde él se comprometa con el pueblo y con la Nación, y nosotros a construir una verdadera transición democrática… queremos acceder al poder, pero no sobre el cadáver de la República”. (Fin de la cita)
Y, en efecto, la respuesta del entonces presidente Zedillo fue una alianza que convirtió a Obrador en líder del PRD, en medio de severas críticas por lo que muchos llamaron “la gran traición”.
Por ejemplo, en su artículo del semanario Proceso, número 1023, del 10 de junio del mismo 1996, titulado: “Lombardismo en el PRD”, Heberto Castillo denunció: “Los bandazos del candidato a la presidencia del PRD, López Obrador”, y enumera las incongruencias de un político que se decía de izquierda y pactaba con el PRI.
Al final, López se convirtió en jefe del PRD gracias al aval de Zedillo y, en 1997 su partido ganó los gobiernos del DF, con Cuauhtémoc Cárdenas, además de Tlaxcala, Baja California y Zacatecas; éste último con Ricardo Monreal.
Como ya se dijo, el pacto Zedillo-AMLO también incluyó el aval del PRD –en el Congreso de la Unión–, al Fobaproa de Zedillo, hoy cuestionado por “la señora presidenta”.
Pero ese sólo fue el primero de los amasiatos político de Obrador con el PRI del entonces presidente Zedillo.
Aquí vale recordar que en esos años el propio Zedillo era el principal impulsor de la “alternancia de terciopelo” que habían exigido no pocos países del mundo para que México se incorporara al comercio global.
Por eso es falso y mentiroso el señalamiento de Claudia Sheinbaum, de que por órdenes de Estados Unidos, Zedillo entregó la presidencia al PAN, en el año 2000. No, lo cierto es que Zedillo impulso la alternancia en el poder mediante instituciones independientes como el entonces IFE, hoy INE.
Y es que Zedillo no sólo había construido el IFE y el Tribunal Electoral independientes, sino que le había dado independencia al Banco de México y había limpiado el Poder Judicial, entre muchos otros cambios que hicieron de México una verdadera democracia.
Por esa misma razón, uno de los pasos estratégicos decididos desde la casa presidencial fue impulsar la candidatura de AMLO a la jefatura de gobierno del DF, en el año 2000.
Y es que si hacemos memoria, recordarán que Obrador no cumplía los requisitos legales para ser candidato a jefe de gobierno del DF, ya que su residencia y su credencial de electoral correspondían a Tabasco.
También por eso, de nueva cuenta fue necesario el aval de Zedillo para que el entonces IFE del DF, torciera la ley y convirtiera a Obrador en candidato a jefe de gobierno de la capital del país.
Como queda claro, Zedillo no sólo avaló la llegada de AMLO a la jefatura del PRD y a gobiernos estatales sino que, de manera ilegal impuso la candidatura del tabasqueño a jefe de gobierno del DF. Curiosamente, López Obrador ganó la elección del año 2000, gracias al trabajo político de Rosario Robles, a quien de manera ilegal mandó a prisión en 2021, cuando era presidente.
La anterior es la verdadera historia del amasiato entre Zedillo y AMLO; una historia que hoy quieren olvidar la presidenta Sheinbaum y los lacayos de Morena.
Al tiempo.