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Indicador político
¡NUEVO INFONAVIT,
EL ROBO DEL SIGLO!
Tienen razón los políticos opositores que han calificado como “el robo del siglo” la nueva reforma al Instituto del Fondo Nacional de la Vivienda para los Trabajadores (Infonavit).
Y es que se trata de una monstruosidad política, jurídica y social, no sólo para convertir al gobierno federal en la versión moderna del “Cártel Inmobiliario”, sino para comprar lealtades políticas y votos, a cambio de una vivienda.
Todo ello manejado como un negocio privado, sin la regulación propia de una empresa del Estado, que estará en manos de “los amigos”, “los hijos” y “los cuartes” de Palacio y que operará a discrecionalidad –sí y sólo sí–, del interés político-electoral.
En efecto, lo que aprobaron los lacayos del Congreso es que, con el dinero de los trabajadores, el Infonavit creará una empresa privada –en el corazón de una institución pública–, con la evidente intención de construir viviendas de interés social, pero sin pasar por la regulación pública.
Es decir que, de ahora en adelante, el gobierno federal podrá disponer de los ahorros de los trabajadores de todo el país –calculados en poco más de dos billones de pesos–, para ponerlos al servicio de grupos inmobiliarios privados que, sin invertir un solo peso, construirán casas para los trabajadores, a cambio de lealtad partidista.
Sí, toda una “transa” que, con el dinero de los trabajadores, enriquecerá a los amigos del poder en los gobiernos de Morena –federal, municipales y estatales–, que sin duda colapsará la industria de la construcción; provocará el surgimiento de monopolios en los materiales y afianzará lo que por años criticó la mal llamada izquierda mexicana; el clientelismo electorero.
Pero vamos al esquema de preguntas, para que a todos nos quede más claro el llamado “robo del siglo”.
¿Por qué y para qué meter al corazón del Infonavit a una empresa inmobiliaria privada?
¿Por qué usar el dinero de los trabajadores y no dejar que el capital privado financie, con sus propios recursos, la vivienda de interés social?
¿Por qué no, directamente el Infonavit construye las viviendas bajo las reglas de empresa paraestatal?
La respuesta a las preguntas anteriores es elemental. Porque una empresa privada, regida por la legislación mercantil, no puede ser auditada como empresa del Estado y, por tanto, el director del Infonavit tendrá manos libres para llevar a cabo todo tipo de “transas”, “raterías” y “manejos sucios”.
Además de que lo importante no es cumplir con la demanda de vivienda popular, sino de crear una nueva veta para el saqueo del dinero público –la montaña del dinero del Infonavit–, pero, sobre todo, para construir casas a cambio de lealtad política y de votos.
Por eso frente a tal despojo, una de las primeras en alzar la voz sobre los peligros de dicha enmienda a la ley del Instituto para la Vivienda, fue la senadora del PAN, Gina Gerardina Campuzano, quien dijo que tal reforma: “significará el mayor robo del gobierno de Claudia Sheinbaum; será el atraco del año en contra de los trabajadores de México”.
Así lo detalló: “Este será el atraco del año del gobierno de Morena para los 77 millones de mexicanos que se verán afectados porque ya no tendrán a su disposición el ahorro para la vivienda, que han hecho por tantos años”.
Y es que el gobierno que fracasó en el Tren Maya, en la Refinería Dos Bocas, en el Aeropuerto Felipe Ángeles y que, según Transparencia Internacional, es de los más corruptos del mundo, ahora se dedicará a la construcción de viviendas, bajo la dirección del mismo funcionario que llevó a la quiebra Pemex.
Sí, el mismo gobierno que favoreció a las empresas familiares, de los hijos del presidente Obrador, del propio ex director de Pemex; el mismo que saqueó miles de millones de pesos sin control alguno, será el encargado de la construcción de vivienda, con una ley a modo para ocultar las trampas, los robos y el saqueo. Pero, sobre todo, para comprar voluntades y votos.
Y es que, por ejemplo, la reforma establece –en su artículo tercero–, que de ahora en adelante el Instituto “tendrá la facultad de construir vivienda, para lo cual constituirá una empresa filial, en términos de la legislación mercantil”, lo que significa, como ya se dijo, que no será vigilada como empresa paraestatal, a pesar de que su director será el mismo del Infonavit.
Y para construir vivienda, la empresa privada, filial del Infonavit, “gozará de plena capacidad de gestión para el ejercicio de sus funciones y el cumplimiento de su objetivo, en términos del derecho privado”.
¿Y qué significa lo anterior?
Casi nada, que el director del Infonavit y de la inmobiliaria privada del propio instituto, podrán hacer negocios con las inmobiliarias que les plazca, a las que den “más moches”, a sus “cuates”; choferes y amigos, sin necesidad de rendir cuentas a nadie.
Sí, otro “negocio” diseñado para la ratería propia de los gobiernos de Morena. ¿Lo dudan?
Al tiempo.