El agua, un derecho del pueblo
EU: lucha por la
presidencia entre
Trump y Biden
Carlos Ramírez
El momento político más importante que enfrenta Estados Unidos no tiene que ver con el desarrollo y contradicciones de la guerra en Ucrania, sino que se centra en la disputa por el poder entre el actual presidente demócrata Joseph Biden y los movimientos estratégicos del expresidente Donald Trump al frente de la facción más importante de los republicanos. Las elecciones presidenciales se realizarán en noviembre de 2024, pero ya desde ahora hay un atrincheramiento de grupos de poder que están disminuyendo la capacidad de gestión presidencial de Biden.
Del lado republicano hay que considerar en posición privilegiada mediática al expresidente Trump, cuyo poder y recursos han ido subordinando a la estructura del Partido Republicano, y detrás de él comienza a avanzar el gobernador texano Greg Abbott disputándole a Trump la propiedad de la agenda migratoria agresiva contra los cientos de miles de personas que están aglomerando la frontera mexicana para ingresar a EU con o sin permisos migratorios. Un poco lejos aparecen los senadores Marco Rubio y Ted Cruz.
En el territorio demócrata existen ya dificultades entre los principales grupos de poder para definir la precandidatura dominante: Clinton y Obama podrían estar insistiendo en Hillary, en tanto que el presidente Biden ya le informó a Obama que quiere ir por la reelección en 2024 a la edad de 82 años, desplazando a su vicepresidenta Kamala Harris con quien había pactado solo un periodo para retirarse por razones de edad. Sin embargo, Harris ha sido una decepción política, tiene las peores calificaciones de aprobación en la historia de todos los vicepresidentes y el propio Biden la ha desplazado de algunas tareas ejecutivas que le había encargado y de las cuáles no entregó buenas cuentas.
Las encuestas de aprobación, de manera sorprendente y paradójica, han colocado a Trump al parejo de Biden. El sitio www.realclearpolitics.com contabilizó el pasado fin de semana que la aprobación de Biden y Trump es de 43.7%, lo que significaría una posición privilegiada para el expresidente republicano en tanto que perdió las elecciones en el 2020 y está siendo perseguido por expedientes abiertos en el caso del asalto miliciano al Capitolio, en tanto que el presidente Biden no ha podido utilizar el aparato de propaganda de la Presidencia para configurar una base aprobatoria por arriba de la línea de flotación de 50%.
Al presidente Biden se le han acumulado los platos sucios en el lavadero y su principal problema está acumulando un ambiente adverso que en ocasiones pasadas ha podido modificar tendencias electorales: la crisis de inflación que le negó la reelección al presidente Jimmy Carter en 1980, aunado a una desaceleración económica que está disminuyendo la dinámica de la recuperación del empleo que había colapsado por la pandemia. Carter no pudo resistir la protesta social por el alza de los precios petroleros que impulsó el encarecimiento y la escasez de las gasolinas, una situación que comienza a perfilarse ahora con Biden.
Los republicanos han encontrado en el discurso migratorio un elemento de crítica a los errores estratégicos cometidos por la Casa Blanca, sobre todo la eliminación en este mes de mayo –si no se evita en la Corte Suprema– del Título 42 que había implementado el presidente Trump para la deportación inmediata de los migrantes arrestados con argumentación de evitar contagios de la pandemia. la solicitud de Biden de eliminar ese Título ha provocado en estos días la amenaza de nuevas caravanas de migrantes que irrumpirán por la fuerza en la frontera sur y que colapsarían los controles de seguridad.
De manera oficial, la política migratoria estadounidense tiene un promedio de poco más de un millón de regularización de visas para residentes permanentes al año, pero distribuidas entre más de 80 países cuyos ciudadanos solicitan de manera legal su permanencia. México es el país que más ha obtenido residencias legales con alrededor de 160,000 al año, pero con evidencias de que los solicitantes mexicanos han llegado a ser de 2 millones. Las últimas cifras oficiales revelen que en los últimos 7 meses se han colado de manera ilegal más de 364,000 personas y que solo en abril se arrestaron más de 200,000 personas que ingresaron por la fuerza a territorio estadounidense. El expresidente Trump ha alertado que el fin del Título 42 podría generar una presión de 12 millones de migrantes tratando de ingresar a EU.
En este escenario, los republicanos Trump y Abbott han potenciado la estridencia del temor migratorio, ha llevado al estado de Texas a utilizar la amenaza de invadir México para contener a los migrantes, ha sellado las puertas de la frontera texana –la mitad de la frontera territorial de EU con México–, ha subido a camiones a los migrantes arrestados sin permisos legales y de manera literal los ha ido a tirar a Washington D.C. para que la Casa Blanca se haga cargo de la presión migratoria.
La crisis económica interna, el problema migratorio y el narcotráfico serán temas centrales de tipo local que tendrán enorme influencia en la definición y competencia electoral; con decisiones autoritarias atrabancadas de fuerza, Trump pudo contener esos tres problemas durante su presidencia y la reactivación de ese discurso le ha dado una buena tendencia de votos en encuestas frente a otros republicanos y al presidente demócrata Biden. Pero Abbott ha salido mucho más radical que Trump en materia migratoria y su discurso de fronteras cerradas y de militarización de la política migratorio estatal está generando apoyos de ciudadanos en modo de pánico.
Más que por Rusia y Ucrania, la Casa Blanca de Biden está en modo de alerta roja en el tema de las elecciones presidenciales de noviembre de 2024, cuyas candidaturas demócrata y republicana podrían definirse, cuando menos en la práctica, en este mismo año de 2022. Y Trump está tocando otra vez a las puertas de la Casa Blanca.
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@carlosramirezh
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