Teléfono rojo/José Ureña
Santiago Nieto no entendió el mensaje de austeridad de la 4ª-T
El cese fulminante del titular de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda, Santiago Nieto Castillo, tuvo un daño colateral: afectar a su esposa Carla Humphrey Jordán, consejera electoral del INE desde 2020, un organismo en la mira presidencial y cuyos consejeros están también en confrontación directa con el ejecutivo federal.
A lo largo de su gestión, Nieto se destacó por la superficialidad de sus comportamientos y por la falta de pensamiento estratégico. En los últimos meses entró en línea de confrontación con el fiscal general de la república, Alejandro Gertz Manero, y no fueron pocos los indicios de que ansiaba ese cargo.
En su conferencia matutina del lunes, el presidente López Obrador se refirió al hecho de que en política no hay asuntos privados porque todo es público. Y la referencia se puede extender más allá del acto privado de una boda fastuosa: el encargado del área delicada de la inteligencia financiera se casó con una consejera del INE, un organismo en batalla directa con el presidente. Por razón de sus funciones, la UIF es poseedora de información de seguridad nacional y de seguridad política del gobierno.
En octubre de 2017 Nieto fue cesado como fiscal de delitos electorales de la PGR por el gobierno de Peña Nieto por filtrar datos del caso Odebrecht que involucraban a Emilio Lozoya Austin, en ese momento exdirector de Pemex y uno de los ejes de la campaña presidencial de Peña Nieto en 2012. De inmediato fue rescatado por López Obrador y arrancó el sexenio como titular de las UIF, donde se destacó por publicitarse como funcionario y político y coquetear con la candidatura no conseguida a gobernador de Querétaro.
La parte más sensible de su tarea en la UIF fue participar en los expedientes de los cárteles del crimen organizado y establecer formas de colaboración institucional con los organismos de inteligencia y seguridad nacional de Estados Unidos. En los hechos, las operaciones de persecución de narcos a través de las operaciones de lavado de dinero nunca cristalizaron en maniobras efectivas que desalentaran a los delincuentes o que vieran mermado su poder económico inconmensurable.
El otro mensaje que deja la crisis en la UIF y Santiago Nieto fue la evidencia de que el mensaje de austeridad del presidente López Obrador reiterado hasta la saciedad no ha calado en los seguidores de alto nivel entre los funcionarios de la 4ª-T, entre los cuales destacaron en la boda la gobernadora campechana Layda Sansores y el jefe legislativo morenista Sergio Gutiérrez, éste abandonando la coordinación de la bancada en momentos delicados de discusión del presupuesto federal y de la reforma eléctrica.
Y, por si fuera poco, la fastuosa boda de dos mexicanos en Antigua, Guatemala, con más de trescientos invitados tocó la parte más sensible del discurso anticorrupción presidencial: el de la modestia, las críticas a las ostentaciones fifíes y el mensaje de austeridad en un gobierno pobre que atiende necesidades de los más pobres. Nieto tenía rango informal de nivel de secretario del gabinete presidencial por sus tareas y su dependencia directa del jefe del Estado.
La circunstancia política del viaje del presidente López Obrador a Nueva York para hablar en el consejo de seguridad de la ONU de corrupción terminó por acomodar la camita para la caída de Nieto. El debate público de la boda amenazaba con contaminar el escenario de la ONU.
Queda también como mensaje el hecho de que funcionarios de alto nivel no han entendido la lógica de la confrontación presidencial: la secretaria general del PRI, Carolina Viggiano, y el director de El Universal, Juan Francisco Ealy Ortiz, son adversarios directos del presidente de la república y aparecieron en una boda que desdeñaba el discurso presidencial. ¿Qué hubiera pasado si el presidente hubiera aceptado asistir a la boda y se cruzara en los pasillos con esos dos contrincantes políticos e ideológicos?
Al final, Nieto fue víctima de su propia frivolidad.
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INE: no vendetta. El recorte de gasto al INE no fue una vendetta por fricciones en la víspera, sino una decisión ya cantada: revelar que los funcionarios de ese organismo trabajan para cobrar, no para construir una democracia. Los recortes afectarán las jubilaciones de los que se van en el 2023.
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