Sin mucho ruido
La crisis de los maestros de la 22 y la SNTE no tiene solución en tanto no se asuma el origen de los problemas: el cacicazgo político personal de la maestra Elba Esther Gordillo, construido con la anuencia del presidente Carlos Salinas de Gortari en 1989-1992, golpeado por el presidente Peña Nieto al encarcelar a la lideresa en 2013 y ahora redivivo por decisión del presidente López Obrador.
La clave de la crisis magisterial tiene tres elementos:
–Salinas descentralizó-federalizó la educación en 1982, pero permitió el cacicazgo de Elba Esther Gordillo en el SNTE nacional.
–Gordillo no se preocupó por la educación, sino por edificar su cacicazgo: para obtener el apoyo de la disidencia del CNTE, les cedió a las secciones disidentes de la Coordinadora el control de las secciones con todo y cuotas, pero a condición de no salirse del SNTE.
–Los maestros de la 22, y arrastrando el apoyo de las seccione de Chiapas, Michoacán y Guerrero, quieren blindar a la CNTE de los acuerdos secretos de Gordillo con el presidente López Obrador y su operador Esteban Moctezuma Barragán, subsecretario salinista de Educación enero de 1992-noviembre de 1993 y por tanto aval salinista de la entrega de la educación pública a Gordillo-SNTE.
Ante la necesidad de completar la descentralización con la fragmentación de la educación, los maestros y las secciones estatales, el gobierno de López Obrador mandó ya un mensaje de regreso a la educación centralizada: la absorción federal de la educación de Michoacán. En cadena, todos los gobiernos estatales le van a regresar la educación a la federación y se reconstruirá el eje SEP-SNTE gordillista.
El Acuerdo de Salinas de 1992 dejó claro que se iba a descentralizar sólo el pago a maestros, pero manteniendo el sindicato nacional de Gordillo. Ello llevó al principal conflicto educativo en entidades donde las secciones disidentes de la CNTE controlan la educación: la doble negociación; el sindicato nacional negociaba con el gobierno federal porque el SNTE es el titular de las relaciones magisterio-federación, pero luego cada sección hacía una segunda negociación no legal para arrancarle a los gobernadores, vía protestas y plantones, nuevas concesiones.
La maestra Gordillo pactó con el candidato López Obrador el papel de mapaches electorales de los maestros para llenar urnas con votos -como lo hicieron con Salinas, Zedillo, Fox, Calderón y Peña Nieto–, a cambio de convertir a la maestra Gordillo en la gran cacique del magisterio federal y sus 1.5 millones de trabajadores de la educación. A cambio de ese apoyo, Gordillo operó como vicepresidenta de la república con Fox y Calderón y le exigió a Peña Nieto dinero, posiciones de poder y sometimiento, pero se encontró no sólo con un no del mexiquense, sino con una orden de aprehensión y cárcel sexenal.
Desde la prisión, Gordillo siguió moviendo los hilos magisteriales federales y de las secciones del SNTE y la CNTE porque Peña Nieto no entendió que a los caiques hay que destruirlos políticamente y no dejarlos respirar; desde la cárcel Gordillo ordenó a la SNTE apoyar a López Obrador, a cambio de su libertad, de regresar al control del SNTE y de seguir manejando a los maestros no como forjadores de la conciencia de la niñez, sino como peones de su cacicazgo personal.
Los líderes de la 22 y la CNTE están ya sintiendo las presiones de López Obrador y del secretario Moctezuma para reconstruir el cacicazgo central educativo en la figura de Gordillo. El SNTE de Gordillo está regresando como el centro motor político-ideológico-de poder del magisterio, como forma de construir una mentalidad popular y anti neoliberal desde las aulas. A su favor tienen el hecho de que Gordillo carece de ideas políticas y sólo se conforma con operar su cacicazgo para repartir dividendos, posiciones de poder, cargos y recursos económicos.
Pero de nueva cuenta Gordillo está engañando a todos: ha prometido destruir a los disidentes de la SNTE, pero en realidad su objetivo es el de someterlos a control dejándoles sus secciones y cuotas a cambio del reconocimiento a su liderazgo restaurado y regresar a los tiempos de Salinas, Zedillo, Fox y Calderón.
Por ello, la crisis magisterial impulsada por la 22-CNTE no tiene que ver con la ley de reforma educativa, sino con el regreso de Gordillo al SNTE y el riesgo de que las secciones de la CNTE que siguen perteneciendo al SNTE pierdan sus poderes y privilegios estatales.
Fox, patético. El expresidente Fox sigue arrastrando en el lodo su figura presidencial: inventó lo del “comando” en su casa, sólo para tener una escolta militar con cargo al erario. No hubo tal acoso o ataque. Ahora el presidente López Obrador está obligado a aplicar su ley de reducción de privilegios a los expresidentes y dejarlos que se cuiden a si mismos con sus fortunas personales amasadas al amparo de sus presidencias.
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