Indicador Político/Carlos Ramírez
No fue resultado de una revolución violenta. Fue resultado de un proceso electoral en que en una segunda alternancia de orientación diferente se le cede a Andrés Manuel López Obrador el poder político nacional, con una alta votación a su favor que le ofrece un amplio margen de decisión y maniobra, para instrumentar acciones y desarrollar su proyecto político de nación.
A su favor además del poder ejecutivo con la presidencia de la república, cuenta con una favorable correlación de fuerza en la Cámara de Diputados y en el Senado, así como con una mayoría en los congresos locales necesarios para reformas constitucionales.
Los procesos que se han conocido en América latina nos han mostrado que con o sin un proceso violento que haga el desplazamiento de una fuerza política en el poder, que se ha aferrado por todos los medios a permanecer, consignando también una moderación de posiciones al ser gobierno, se abre a paso siguiente una etapa de transición democrática incluyente, con una especie de frente amplio multiclasista que debe atender tareas inmediatas de pacificación, reconstrucción y democratización.
Entonces, sin esquemas pero si en lo posible, después del 1 de julio se tiene una etapa de esta categoría, de democratización en que se probará fuerzas y respaldo a un proyecto de gobierno y de nación, considerando también la realidad de fuertes contradicciones, con las tareas señaladas, a manera también de no provocar o evitar situaciones de choque, turbulencia, resistencias o parálisis.
La primera tarea a atender, se ha señalado como reclamo, es la pacificación; después de una etapa de violencia con un estado minado, disminuido, desarticulado, sin autoridad moral y sin fuerza de actuación.
Es, dimensionado, una situación de seguridad interior, en que se ha señalado reiteradamente en espacios de expresión y de reclamo, la falta de una estrategia como política de estado, de resultados dolorosos, con lastimaduras difíciles de hacer a un lado. Se reclama alto a la violencia, seguridad pública, respeto y hacer efectivas las garantías individuales en la persona, en el domicilio y el patrimonio; paz, tranquilidad y justicia. La agenda de gobierno y los temas se tienen visualizados, como también de que no han sido del todo afortunadas las acciones desarrolladas para su verdadera atención.
Al tema de la inseguridad pública se señalan las desapariciones –Ayotzinapa en la mayor visibilidad, los demás que se tienen sin más información y en que se llega a los migrantes-, pero se tiene también la situación de las instituciones y fuerzas responsables de garantizar la paz pública y la justicia.
Un buen inicio, que suponemos que durante el periodo de la elección al momento de asumir cargos se estudió, analizo, diagnóstico y se tuvieron conclusiones con propuesta para tomar decisiones, es el pasar recuento y revista, evaluar de su estado y ver con que se cuenta; así en un primer nivel de gobierno se debe ver el estado de las policías municipales, primer nivel de contacto ciudadano y al cual se recurre de manera inmediata. A este renglón se inscriben otros tantos temas principales y secundarios, pero que si dimensionan un señalamiento claro se debe tener paz como se debe tener justicia.
A la difícil situación que se va a encontrar se tiene la tarea de la reconstrucción. Esa situación, es necesario señalarlo y considerarlo al tomar decisiones, es el resultado de más de tres décadas de imposición de un modelo económico capitalista neoliberal, en que a más de atender demandas sociales nacionales se orientó a dar supremacía al mercado, a la inversión extranjera, al capital en sus varias formas y al saqueo de riquezas, así como la destrucción de recursos naturales por la moderna enfermedad egoísta del corazón, de la ganancia racional del mayor beneficio para el capital con el menor esfuerzo de inversión, la ganancia rápida y fácil, de encontrar oro a ras de suelo.
En la tarea de democratización queda claro un señalamiento, que imponer un modelo económico capitalista neoliberal y aplicar solo políticas a costos sociales causa hartazgo social y rechazo. El pueblo mexicano, ya no se aguanta más políticas económicas capitalistas neoliberales.
En esta tarea es claro un señalamiento, que a partir de los resultados electorales del 1 de julio y la nueva hegemonía, desmantelar el viejo régimen y abrir paso a nuevas formas democráticas de organización política. Atentos, ya que una etapa está a iniciar en México.