De una Contraloría Social
CIUDAD DE MÉXICO, a 28 de septiembre de 2017.-PAOLA: Me inquieta la pregunta: ¿Y después de la tragedia, qué? Los mexicanos nos hemos dado la lección de que cuando nos unimos no hay poder que no venza; de la tragedia hemos sacado una gran fuerza moral que a la partidocracia y al gobierno derivado de ella, ha provocado preocupación y miedo y mucho en qué pensar.
Cómo estimular la organización ciudadana para el México nuevo. Cuál debe ser en lo sucesivo el papel del pueblo que se partió –y se parte- el alma en las tareas de rescate y reconstrucción, en el México que nació del dolor y el drama, entre escombros, muerte y desolación, para ser mejor.
Que todo lo maravilloso de la solidaridad que hemos visto, no se olvide. Ni los que fueron a dar su mano para sacar escombros, ni los que haciendo un sacrificio económico donaron despensas y ayuda solidaria diversa, ni el gobierno, ni los partidos ni los servidores públicos, lo olviden. Este es otro país.
¿Qué debemos hacer? El sentido común ordena:
*No detenerse. Seguir adelante. Aprovechar la inercia para, como nueva fuerza social, contener la desbordada corrupción que nos ahoga y evitar la que podría darse al administrar los recursos para la reconstrucción.
*Según el Presidente PEÑA NIETO, más de 38 mil millones de pesos son los recursos preliminares necesarios, para reconstruir las localidades afectadas por los sismos del 7 y 19 de septiembre pasado en ocho entidades del país.
*De acuerdo con la información proporcionada por El Financiero: Para atender la emergencia en esas entidades el gobierno federal tiene al menos 54 mil 318 millones de pesos provenientes de fondos federales y estatales para la reconstrucción de viviendas y diversos inmuebles. Los recursos provienen principalmente de cinco fuentes de financiamiento: dos fondos federales, el Fondo de Desastres Naturales (Fonden) con un saldo de 9 mil millones de pesos, de acuerdo con la Secretaría de Hacienda, y el Fondo de Aportaciones para la Infraestructura Social (FAIS) con un saldo de 26 mil 995 millones de pesos. En tanto, el Fondo de Reconstrucción (Fonrec) suma 6 mil 952 millones de pesos. A este fondo pueden acceder las entidades vía la adquisición de Bonos Cupón Cero emitido por Banobras, con autorización del Congreso local. Además, hay otro fondo: el de Desastres Naturales de la Ciudad de México con 9 mil 400 millones de pesos disponibles. En Puebla, por ejemplo, existen pólizas de seguros de que suman 318 millones de pesos.
El Fonden y el FAIS son recursos que considera Hacienda como fuentes de financiamiento para atender emergencias por sismos y eventualmente se sumarán los recursos que aún no están “en caja”, como el Fideicomiso Fuerza México de reciente creación, créditos hipotecarios de Fovissste para reconstruir viviendas y los recursos que los partidos políticos donarían. En el caso del FAIS, el presupuesto para 2017 es de 67 mil 420 millones de pesos y a junio se pagaron 40 mil 425 millones de pesos, lo que resulta en un saldo de casi 27 mil millones de pesos que abarca a todos los estados. A los recursos del Fonden podrían sumarse los provenientes del Bono Catastrófico hasta por 150 millones de dólares para sismos, si el Banco Mundial los autoriza a más tardar la primera quincena de octubre.
Además, la SEP cuenta con un fondo para reparar escuelas por mil 800 millones de pesos.
ALGUNAS FUENTES aseguran que el costo de la reconstrucción se calcula entre los 1,000 millones de dólares y los 10,000 millones de dólares, de acuerdo con cifras preliminares calculadas por el Servicio Geológico de Estados Unidos. Un cálculo conservador del costo de la reconstrucción ronda los 25,000 millones de pesos, que, al tipo de cambio actual, representan 1,397 millones de dólares, de acuerdo con LUIS MIGUEL GONZÁLEZ, director editorial de El Economista.
EN OTRAS PALABRAS, con lo que disponemos en los fondos es suficiente. Es indispensable, por tanto, que haya transparencia en la aplicación de los recursos.
LAS CIRCUNSTANCIA nos obliga, y más las espeluznantes experiencias que hemos tenido con la corrupción, no permitir más pillaje. Para lo cual, con la fuerza que hemos mostrado los mexicanos podemos exigir la creación de una CONTRALORÍA SOCIAL que acompañe al gobierno en sus decisiones y en la cual estén representada la sociedad civil a través de los Colegios de Notarios, Contadores Públicos, de Ingenieros, Arquitectos, Investigadores, Administradores Públicos, etcétera; académicos de las instituciones de educación superior de conocida autoridad, como UNAM, IPN, Iberoamericana y Tecnológico de Monterrey. Además, ciudadanos notables que los organismos de la sociedad designen para el efecto.
*Reducir el gasto electoral. No más campañas onerosas. No más publicidad a los medios que rebasen los topes y lo permitido. No al financiamiento a los partidos. Si quieren hacer campaña, que la hagan con sus propios recursos; no valen los argumentos de políticos y periodistas pagados por el Congreso y los partidos, que eso dará lugar al financiamiento del crimen organizado. No más diputados y senadores plurinominales. No más viajes al extranjero con todo pagado. Ni más “comisiones” en el Congreso, en las que se pagan bonos especiales, sin resultados notables. No más sangrías.
*Esta Contraloría Social debe participar en la supervisión de la aplicación de los recursos para la reconstrucción, sobre la base de no al dispendio ni al abuso en la edificación de las viviendas y la compra de predios, donde, por cierto, y es para preocupar, participará la SEDATU a cargo de doña inefable ROSARIO ROBLES BERLANGA.
*Deberá, también, vigilar que en la reconstrucción se cumplan los requerimientos establecidos en el Reglamento de Construcciones del Distrito Federal. En el caso de los inmuebles que proliferan como condominios en la ciudad, ser estrictos. Que cumplan con las especificaciones técnicas de una ciudad de alta sísmicidad como ésta y como Chiapas y Oaxaca.
*Que las constructoras privadas que han sido beneficiadas con contratos multimillonarios, participen, cada una, en la reconstrucción aportando su parte, debidamente supervisadas y vigiladas por comités técnicos de los colegios de urbanistas y especialistas de la UNAM en sismología.
*Impulsar la cultura de protección civil, a través de la educación en las mismas escuelas y en todos los domicilios a través de pláticas o talleres.
*No más gastos de publicidad en medios de campañas inútiles, que los cooptan. Han proliferado los medios gracias a los espacios comprados por entidades públicas de los tres niveles. Que eso se acabe de una vez por todas.