Abanico/Ivette Estrada
Hay quienes opinan lo contrario y afirman que el amor sólo cura. Pero la verdad es que hay un aspecto muy poco conocido y afortunadamente poco común; mas no por eso ha de ignorarse y pensarse que no pasa nada.
¿Quién no ha pasado en algún momento de su vida por un descalabro amoroso? Ya sea por la muerte de algún ser querido, por la pérdida de un amor, etc. En ocasiones llega a ser tan fuerte esa relación que cuando se rompe, la persona sufre, padece un fuerte dolor sentimental que rompe con su equilibrio físico, mental y hasta espiritual.
No hablaré del proceso del duelo por el cual luego se atraviesa, ni tampoco de los medios que ayudan a salir de ello; sino de un término poco conocido: el corazón roto.
Este es un síndrome de una enfermedad cardiovascular poco común. ¡Ay! Compadre, con un tequilita se le pasa; no compadre, con un tequilita, se me olvidará de momento, pero no me curará.
La principal causa del síndrome del corazón roto lo componen básicamente elementos emocionales y fisiológicos muy fuertes y durante un largo período, como la angustia, la depresión y el estrés, por ejemplo; todo dependerá de la fortaleza del cuerpo y la mente de cada persona como para que le dé o no, o le afecte en mayor o menor grado o el grado de afectación que éste le pudo haber dejado. Fortalecer la resiliencia y la fé que uno profese y estar muy atentos, a lo que uno se sienta diferente, puede ser de gran ayuda y marcar la diferencia.
La mente es fuerte y con alcances aun del todo desconocidos, y como puede ser un gran aliado, puede ser la peor pesadilla de nuestras vidas, nuestro peor enemigo. Su complejidad, es lo que dificulta y complica poder dominarla.
Llega a confundir al cerebro que hace que éste mande señales equívocas y lo que inicialmente era un dolor emocional pasa a ser una manifestación física, tangible y hasta peligrosa.
Dejando a nuestro cuerpo en un estado de vulnerabilidad y propenso a que desencadene cualquier tipo de enfermedad o malestar físico.
A este síndrome, se le llama cardiomiopatía de Tokotsubo y que, si bien es cierto, no es que físicamente se rompa el corazón, sí nos lo llega a deformar porque se producen y liberan una gran cantidad de catecolaminas (hormonas de varios tipos) que son importantes para responder al estrés mas no en exceso porque causa padecimientos similares a los de un ataque al corazón.
Esto viene a colación, ya que el pasado día 29 de septiembre del año en curso, se conmemoró el día mundial del Corazón con apenas 22 años de que se estableciera, con la finalidad de sensibilizar a la población en general y promover la adopción de medidas preventivas que disminuyan las enfermedades cardiovasculares.
No se puede decir que haya una cultura preventiva al respecto y falta mucho por hacer, a pesar de los grandes avances de la ciencia médica en la materia. Recordemos que a nivel mundial es la principal causa de muerte de igual forma en nuestro país. Tan sólo el año pasado murieron en promedio en el mundo cada hora: 217 personas y en México 26.
Es un asesino silencioso. Todos ya tenemos referentes generales sobre algunos cuidados que debemos seguir; más, sin embargo, no tomamos conciencia, hacemos oídos sordos. Las causas que lo motivan son innumerables y que van desde la hereditaria hasta los malos hábitos de vida y alimentación.
Ojalá el mismo gobierno, comience por sí mismo, elevando a políticas públicas programas y acciones de concientización y prevención en todos los niveles: centros de trabajo y escuelas. Y no está por demás seguir los consejos y recomendaciones ya sabidas en general; además de hacerse un chequeo médico con regularidad, cuanto más si ya se padece algún tipo de enfermedad.
Mucha gente tiene miedo o no le gusta hacerse un chequeo o examen médico estando sano, por temor a saber que algo no anda del todo bien. Pero recordemos que la prevención puede ser la diferencia entre la vida y la muerte o en tener una mejor calidad de vida.