Visión financiera
Desde Los Altos
Fredy López Arévalo
Fue un sexenio perdido para el desarrollo turístico de Chiapas. Ingobernabilidad y poca sensibilidad para atender las tensiones sociales y la frecuente conflictividad en las principales rutas turísticas de la entidad.
Ni el gobernador Manuel Velasco Coello ni su secretario de Turismo, Mario Uvence Rojas, entendieron la importancia estratégica del desarrollo turístico para la economía de Chiapas.
Chiapas percibe 13,500 mdp anuales por turismo, de los cuales 2,600 mdp provienen del turismo de aventura y naturaleza.
De acuerdo a cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el turismo representa en Chiapas el 1.9 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) estatal.
La industria turística en el país aporta el 8.5% del PIB nacional, mayor a la de otros países, donde el promedio es del 4.4%.
Cifras de Adventure Travel Trade Association (ATTA) muestran que el turismo de aventura y naturaleza es una industria incluso más grande que la farmacéutica a nivel mundial, pues cada año genera 265,000 millones de dólares.
En los últimos años el turismo de aventura y naturaleza ha crecido 65% a nivel mundial, y en promedio los turistas gastan 3,050 dólares per cápita durante 8.2 días, superior al consumo de los viajeros de sol y playa.
El 30% de la biodiversidad del país se concentra en Chiapas, pero Chiapas solo cuenta con 98 centros ecoturísticos y campamentos en los que se puede practicar kayak, senderismo, avistamiento de aves, bicicleta de montaña, cañonismo, rappel, entre otras.
La oferta turística de Chiapas abarca playas, pueblos mágicos, montañas, lagos, zonas arqueológicas, balnearios en ríos y cascadas, áreas naturales protegidas, y un extraordinaria red de manglares en el litoral del Pacífico.
Chiapas tiene mucho que ofrecer para los amantes de la ornitología, un mercado que supera los nueve millones de viajeros en el mundo y aumenta cada año.
Pero hay que dotar a estos centro ecoturísticos de torres especiales para el avistamiento de aves, miradores, y plataformas de observación, escondites para fotógrafos entre la foresta y los humedales. Así como rotulación específica en senderos y carreteras en rutas de avistamiento de aves.
El Instituto Costarricense de Turismo (ICT) identificó esta oportunidad en el 2016 y desde entonces trabaja en la consolidación de la «Ruta de las aves», cuya promoción global comenzó este 2018.
Es un segmento de turismo especializado que, según el perfil general que maneja el ICT, gasta en promedio $3.200 en tours y se queda 18 noches en el país, durante las cuales prefiere los hospedajes de pequeña escala, las comidas autóctonas y compra artesanías con identidad.
La migración neártica, por ejemplo, se da entre octubre y diciembre, que es cuando las aves del norte de América migran escapando del invierno.
Resalta la importancia de guías actualizados y profesionales, y el desarrollo de servicios turísticos básicos, sostenibles y con identidad local, preferibles por encima de las cadenas hoteleras.
El turismo ecológico es una alternativa económica que puede aumentar los ingresos de las comunidades rurales y pobres que viven cerca de las zonas ricas en biodiversidad, ayudando a su vez a proteger los hábitats para aves y otras especies de vida silvestre. Existen aproximadamente 48 millones de observadores de aves en los Estados Unidos, de los cuales más de 17 millones están dispuestos a viajar por actividades de observación de aves. Esto convierte al turismo de aves en un mercado de alta demanda, que puede impulsar acciones de conservación para proteger los hábitats degradados y amenazados y estimular el desarrollo sostenible local.
Pero Chiapas tiene mucho más que ofrecer: ciudades coloniales (San Cristobal de Las Casas, Chiapa de Corzo, Comitan de Domínguez), Áread Naturales Protegidas, y muchísimos vestigios arqueológicos, por lo que se debe impulsar con el INAH la consolidación, restauración y apertura al publico de más sitios prehispánicos, gestionando recursos ante la Federación mediante el programa de empleo temporal. Con ello se contendrá población rural que al no existir empleo en su zona, migra hacia Estados Unidos. Y en ese rubro, promover un programa estatal ARRAIGO para generar oportunidades de desarrollo comunitario en zonas de expulsión de migrantes.
Los gobiernos federal, estatal y municipal, deben apoyar iniciativas comunitarias para el desarrollo de proyectos ecoturísticos hasta que se genere una cultura empresarial en el sector social. Es un reto mayor, pero hay que hacerlos sustentables para que generen riqueza./recuerde lo leyó en su Diario Ultimátum