
Trump y el populismo sin freno
MC y el PAN, por lo menos en Jalisco y Guanajuato, están en un proceso intensivo de metamorfosis. A principios de abril, el gobernador de Jalisco, Pablo Lemus, anunció la estrategia: Yo Jalisco, en la que se invertirán -el primer año-, 2 mil 400 millones de pesos a través de 52 programas sociales para beneficiar a un millón y medio de personas en situación de vulnerabilidad, en los 125 municipios de esa entidad.
La idea, dijo Lemus, es que, en un año se puedan concentrar en una tarjeta todos los apoyos referidos, ya que actualmente se entregan cuatro tarjetas dirigidas para Seguro Médico al estilo Jalisco, Apoyo para el Campo, Apoyo para el Transporte, así como una tarjeta universal para acceder al resto de los programas sociales. Entre las acciones anunciadas se contemplan: atención médica gratuita a personas sin seguridad social, apoyos económicos mensuales de dos mil pesos para cuidadoras y cuidadores, la misma cantidad para personas discapacitadas, así como la entrega de vales por mil 500 pesos mensuales para el cuidado de niñas y niños en estancias infantiles.
También se integrarán programas que van caminando como apoyos al transporte público con 120 mil beneficiarios, o el programa de mochilas con útiles y uniformes para más de un millón de estudiantes. En Guanajuato, el programa bandera de la gobernadora, Libia Denisse García, es la Tarjeta Rosa, que inició con un presupuesto de 3 mil 500 millones y a inicios de abril, se anunció un incrementó a 4 mil 242 millones de pesos, (aumento del 21 por ciento), para pasar de 580 mil a 690 mil beneficiarias, a lo que se suman apoyos como servicio médico, dental y de gastos funerarios, entre otros.
Los programas sociales tienen una larga historia en México, cada sexenio responden al Plan Nacional de Desarrollo Social, nacieron con el PRI, por ejemplo: el Programa Nacional de Solidaridad, Pronasol, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari; Programa de Educación Salud y Alimentación, Progresa en el mandato de Ernesto Zedillo, en los sexenios panistas, nació el Seguro Popular y Oportunidades con Vicente Fox.
Felipe Calderón mantuvo Oportunidades e impulsó la Atención a Adultos Mayores de 70 años y más en zonas rurales, proyecto que años antes, tomó como bandera Andrés Manuel López Obrador, desde su paso como jefe del gobierno de la Ciudad de México y que modeló para, muchos años después, aplicarlos como presidente de México, destacando: Pensión para Personas Adultas Mayores y la sustitución del Seguro Popular por el Instituto de Salud para el Bienestar, Insabi, ahora IMSS Bienestar.
El tema es que, a corto plazo, las y los mexicanos atribuyen a López Obrador y a su proyecto de la cuarta transformación, la paternidad del apoyo económico a personas adultas mayores, que se ha extendido a mujeres y hombres de menor rango de edad, distribuyendo cantidades multimillonarias de dinero a las personas que menos tienen y que, hoy por hoy, cuentan con ese recurso, centavos que siempre caen bien en un país con tanta pobreza.
El tiempo será el mejor juez para saber si realmente el país y entidades gobernadas por MC y el PAN, que se mimetizan con esas fórmulas adoptadas por gobiernos de Morena, avanzan con finanzas sanas o se hace un boquete financiero que cobre la factura un día después de la fiesta.
El deseo por el bien de México es que no sea sólo una maniobra electoral desesperada en un proceso de metamorfosis, al más puro estilo de la novela del mismo nombre de Franz Kafka, obra que al texto refiere: “Pero al mismo tiempo no olvidaba recordar de vez en cuando que reflexionar serena, muy serenamente, es mejor que tomar decisiones desesperadas”. (Metamorfosis. Franz Kafka, 1915).
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