El agua, un derecho del pueblo
* JAVIER DUARTE DE VUELTA EN MÉXICO; MUCHOS GOBERNADORES PRESUMEN DE HONESTOS, PERO HAN ROBADO A MANOS LLENAS
* EXPRESIDENTES VIAJAN A VENEZUELA A FUSTIGAR UN RÉGIMEN AUTORITARIO Y YA CONDENADO AL FRACASO; FOX NO ES UN EJEMPLO DE BUEN GOBIERNO
CIUDAD DE MÉXICO, a 19 de julio de 2017.-El exgobernador de Veracruz Javier Duarte por fin está en México tras ser detenido en Guatemala en abril pasado. Quizá las autoridades ya sabían dónde estaba desde hace tiempo, pero tal vez se desentendieron, esperando el momento oportuno o el lugar más idóneo para detenerlo.
Los entresijos sobre el proceso previo a la detención de este hombre buscado por la justicia -y quien de alguna manera simboliza la gran corrupción que afecta al país-, muy pocos los saben. Lo importante, dirán algunos, es que ya está detenido en México y que ahora sí podrá ser sometido a juicio.
La llegada de Duarte fue retrasada varias semanas en forma inexplicable y hasta se llegó a fantasear que las autoridades mexicanas en realidad no lo querían en territorio nacional.
En cambio, para el gobierno de Guatemala, Duarte les resultaba ya un preso incómodo y les urgía su extradición, pues consideraban que ahí podría ser hasta objeto de algún atentado.
Es muy probable que a estas alturas el dinero que robó esté bien resguardado bajo 7 llaves en paraísos secretos y blindado en numerosas cajas de seguridad, a salvo de cualquier maniobra del gobierno para confiscarlo.
Duarte deberá enfrentar las acusaciones de delincuencia organizada y lavado de dinero por parte de la Procuraduría General de la República, pero quizá haya todavía muchos otros cargos que se le puedan formular.
Empero, llama la atención el sigilo y secrecía a la que ha sido sometido hoy en México; se le ha mantenido muy lejos de los medios informativos, una situación muy distinta a lo que ocurría con él en Guatemala.
Incluso, ni siquiera su rostro fue visto claramente en el video que fue divulgado por televisión, luego de arribar al país fue deformado digitalmente –como se acostumbra hoy con los detenidos-, para supuestamente no darle argumentos a su defensa y que luego Duarte recurra a los subterfugios legaloides que le permitan eludir a la justicia.
Su abogado Carlos Velásquez, dijo a la televisión local que su cliente está muy optimista, porque “sabe que se va a solucionar su problema”.
El exgobernador fue sacado de la prisión militar de Matamoros y llevado a la sede de la Fuerza Aérea de Guatemala desde la madrugada del pasado lunes. Se le puso un chaleco antibalas y se le esposó de pies y manos. Luego, se le trasladó escoltado por un gran convoy de camiones blindados hasta el aeropuerto guatemalteco.
Entre otros varios delitos, se le acusará formalmente de haber desviado al menos unos 250 millones de pesos de la Comisión de Agua del Estado de Veracruz y uso indebido de un helicóptero del gobierno estatal con el que consiguió escapar tras ser emitida una orden de captura en su contra.
También se le responsabiliza de haberse conjurado para crear empresas fantasma para desviar fondos gubernamentales y hacerlos pasar como lícitos mediante otras transacciones financieras.
Javier Duarte es el cuarto exmandatario estatal detenido en 8 meses, después del gobernador de Sonora Guillermo Padrés, quien fue arrestado en noviembre último, de Tamaulipas, Tomás Yarrington, detenido en Florencia, Italia, en abril y de Quintana Roo, Roberto Borge Angulo, apresado en junio en Panamá. César Duarte, el exgobernador de Chihuahua -otro de los gobernadores acusado por varios delitos contra el erario público, se halla supuestamente escondido en Estados Unidos.
LOS QUE SUPUESTAMENTE PRESUMÍAN DE GOBERNANTES HONESTOS, ROBARON A MANOS LLENAS
Sin duda, todos estos personajes mencionados pertenecen a esa decepcionante nueva generación de gobernantes mexicanos sobre quienes se tenía la idea que su formación y juventud los haría inmunes a la tentación, pero finalmente resultaron más ineptos, voraces y perversos que los políticos mexicanos tradicionales y se dedicaron a robar a carretadas y a manos llenas, sin el menor rubor.
Por lo menos, durante la etapa de la verdadera presidencia imperial del PRI -que se vivió hasta el gobierno de Carlos Salinas-, el temor a ser castigados ipso facto, constituía para los gobernadores una especie de freno a su cleptomanía y cinismo, y por ello eran más prudentes, discretos o menos cínicos.
Sin embargo, prácticamente desde la llegada del indolente Ernesto Zedillo al poder -quien no tuvo los arrestos ni los pantalones para exigirle a Roberto Madrazo que dejara el gobierno de Tabasco, y luego con el arribo del inútil y locuaz Vicente Fox-, se perdió la posibilidad de apretarle las tuercas a los gobernadores ineptos y corruptos. Con Felipe Calderón y Enrique Peña, el accionar ha sido parecido: consecuentar la ineptitud y el saqueo a las arcas federales y estatales, sin el menor rubor.
En el pasado, con un presidente poderoso y bajo un régimen centralista, el máximo Tlatoani los mantenía a raya, siempre bajo su férula y cuando alguno se quería salir del redil, bastaba con que moviera algunas piezas e hiciera algunas llamadas para que el abusivo, inepto o saqueador renunciara o incluso fuese encarcelado.
Hoy, los gobernadores hacen y deshacen a su antojo; roban, saquean y disponen del erario público como si fuera su patrimonio particular.
Si por azares del destino, vendettas políticas o el clamor popular mediático -que hoy es prácticamente imposible de soslayar-, el gobernante es denunciado ante la justicia, como es el caso de Javier Duarte, es hasta cuando la justicia comienza a actuar.
En el fondo, el problema es que las leyes anticorrupción en México todavía no son lo suficientemente sólidas, ni constituyen los instrumentos más idóneos y efectivos para obligar a los gobernantes a actuar en forma honesta y transparente, y al parecer tampoco son el más idóneo instrumental jurídico para castigar a los altos funcionarios responsables del desvíos de recursos.
Por eso es tan importante y emblemático el caso de Javier Duarte. Su caso le da una gran oportunidad al gobierno federal para actuar con todo el rigor de la ley y en forma ejemplarizante, no sólo para disuadir a otros gobernadores gandules como él -como hay muchísimos en el país-, de seguir enriqueciéndose a costa de los contribuyentes, sino para demostrar que no está dispuesto a seguir permitiendo tales tropelías.
Los mexicanos ya no estamos dispuestos a tolerar tanta impunidad, ni que se permita a los miembros de la alta burocracia robar a manos llenas. Sin embargo, es de esperarse que los abogados de Javier Duarte recurran a todas las malas artes para que el veracruzano pueda salirse con la suya.
Ojalá que los impartidores de justicia entiendan el mensaje y no permitan que por algún subterfugio legal él termine escabulléndose de prisión y en poco tiempo se marche a alguna de sus numerosas propiedades a disfrutar de todo su dinero mal habido.
Por lo pronto, ya contrató a los mejores abogados para poder instrumentar una defensa sólida que aproveche cualquier recoveco legal para poder eludir la justicia. Aunque en alguna medida, si Duarte sale de la cárcel, la gente podría cobrarle la factura al gobierno y su partido en las urnas.
Se cuenta que sus otros colegas encarcelados han usado sus descomunales recursos económicos para blindarse jurídicamente y tratar de purgar condenas muy cortas, para vivir luego un retiro maravilloso.
Por ejemplo, el exgobernador Tomás Yarrington, todavía preso en Italia, ha contratado a 3 abogados de renombre y muy poderosos, para poder eludir la extradición. Se trata del estadounidense Joel Androphy y los italianos Luca Marafioti y Laura Innocenti.
Además, el tamaulipeco quiere declararse perseguido político y ha alegado que se le acusa por razones ideológicas.
Esto es previsible y la PGR tendrá que también prepararse para enfrentar la dura defensa jurídica de estos verdaderos depredadores del presupuesto.
Lo malo es que la fiscalía suele preparar muy mal sus expedientes y no se descarta que por negligencia o fallas en el proceso, el caso se caiga y el gobierno quede nuevamente en ridículo.
Por ello deben ser sumamente cuidadosos para fundamentar las acusaciones contra Javier Duarte y varios otros exgobernadores.
Un yerro jurídico y de nada habrá servido todo el circo mediático ni las supuestas buenas intenciones de castigar sus tropelías.
Lo que es cierto es que el ex gobernador de Veracruz difícilmente pagará por todas las que hizo y lo más dudoso es que reintegre los multimillonarios montos que sustrajo de las arcas estatales.
GRANOS DE CAFÉ
El cínico de Vicente Fox tuvo oportunidad de quedarse en México y callarse, pero no. Viajó a Venezuela, al igual que otros expresidentes de su estirpe, como integrante de la misión observadora organizada por Iniciativa Democrática de España y las Américas (IDEA) a pedido de la presidencia de la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela.
La consulta -que congregó a millones de venezolanos a votar contra la Asamblea Constituyente del presidente Nicolás Maduro-, fue precedida de un exhorto de la misión observadora, a fin de que su gobierno atienda el rechazo popular a la constituyente ilegítimamente convocada por su gobierno, y que proceda a suspenderla, tal y como se lo han recomendado la Conferencia Episcopal Venezolana y numerosos gobiernos extranjeros y organizaciones internacionales.
Durante las votaciones -que ratificaron el carácter autoritario del gobierno de Nicolás Maduro en ese desafortunado país sudamericano, otrora cuna de estadistas de brillante oratoria y gran nivel-, el guanajuatense dijo que las manifestaciones de júbilo al término de las votaciones, le recordaron su triunfo en las elecciones federales por las que resultó electo presidente de la República.
Que se recuerde, Fox no ganó la presidencia por su propuestas o inteligencia; lo hizo gracias al voto de los priistas molestos por el entreguismo de Ernesto Zedillo y como resultado de la atonía de un candidato oficial, como Francisco Labastida Ochoa.
Tampoco hizo un buen gobierno. A la administración del lenguaraz Vicente Fox lo salvaron los exorbitantes precios del petróleo y las grandes remesas de los trabajadores mexicanos en Estados Unidos.
Sin ellos, la economía mexicana hubiese afrontado peores escenarios de los que vive hoy la caótica economía venezolana bajo el gobierno de Maduro, que amenaza con llevar los niveles de pobreza extrema en ese país a parámetros nunca imaginados.
Ese es el escenario que hubiésemos vivido los mexicanos durante el gobierno de Vicente Fox. Sin embargo, a él lo salvaron las remesas y el petróleo.
Ya está visto: los ineptos e inútiles, algunas ocasiones inexplicablemente tienen a la suerte de su lado. Es el caso del hombre con botas…Sus comentarios envíelos al correo [email protected]