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En Morena caben muchos, pero no todos: Nahle sobre Yunes
El escándalo #PanamaPapers –como ayer escribimos– es la punta de un iceberg de magnas proporciones e impacto aún desconocido.
La mayor filtración de datos financieros de la historia y el intenso trabajo periodístico de escudriñar, desmenuzar y digerir 11.5 millones de documentos secretos exhibe la necesidad de una gran actuación protagonica de las autoridades monetarias en esta película de horror. ¿Será mucho pedir?
¿Qué revelan los #PanamaPapers?
Poco. Qué el agua moja, qué la lubre quema y qué el cielo es azul, aunque parezca nublado…
Evidencia que el sistema financiero mundial está hecho para beneficiar a quienes más acumulan poder y riqueza y por lo tanto tienen suficientes medios, cinismo y recursos para hacer trampas y burlar reglas.
Quien quiere y puede, inventa y recurre a instrumentos para ocultar fortunas, eludir impuestos, lavar dinero, y engañar a autoridades que suelen hacer de la vista gorda.
¿Habrá castigo para los involucrados en la lista negra del escándalo?
Difícilmente.
Aun cuando los gobiernos puedan husmear las huellas del dinero, los más ricos y famosos tiburones financieros, siempre al acecho en aguas profundas de paraísos fiscales, dificilmente van a caer en las redes de la autoridad hipócrita, por no decir cómplice, las más de las veces.
El caso del Primer Ministro Islandés, Sigmundur Gunnlaugsson, quien terminó por dimitir tras ser exhibido por las “filtraciones” dificilmente va a replicar; Islandia está más fuera que dentro de este mundo.
¿Va a cambiar el sistema financiero internacional a raíz del escándalo?
Definitivamente no. Para cualquier milloneta del planeta siempre habrá manera de convertir el dinero negro en dinero blanco; ingenuo sería creer lo contrario.
¿Vamos a conocer la magnitud del fenómeno?
Si y no. El escándalo es enorme, pero saber con certeza por qué y cómo pasa lo que pasa, resultará imposible, cuando mucho imaginable.
EL MONJE PÚGIL: Fuerte, audaz y valiente, Miguel Ángel Mancera aprovechó la emergencia medioambiental para exigir “respetuosamente” al Presidente PeñaNieto 5 mil millones de pesos para comprar autobuses nuevos; el Jefe del GCMX fue por lana y salió trasquilado por el secretario “manos de tijera”, Luis Videgaray… qué caray. Así se las gastan en la cúpula del poder, mientras sulfuran los ciudadanos de a pie –nunca mejor dicho con el Hoy No Circula recargado. ¿A los funcionarios toca tronar cohetes, y al “desgraciado” pueblo recoger varas?