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ICA, entre la historia y la histeria
Colapsan los cimientos de la constructora más longeva y prestigiada del país.
Ingenieros Civiles Asociados (ICA) enfrenta la peor crisis en 68 años de historia debido a malas decisiones corporativas, cuantiosas deudas y pagos del gobierno incumplidos por 20 mil millones de pesos.
El valor de la empresa –fundada en 1947 por el ingeniero Bernardo Quintana Arrioja y consolidada en los años ochenta por Gilberto Borja Navarrete– ha depreciado en un 80%. El impago de intereses por 31 millones de dólares de deuda ha precipitado la ruina.
Las pérdidas de ICA hasta el tercer trimestre de este año fueron superiores a 2 mil 500 millones de pesos, el triple de lo registrado en los nueve primeros meses de 2014. Ahora debe más de 51 mil millones de pesos, de los cuales, 28 mil vencen a corto y mediano plazos.
El concurso mercantil –es decir la quiebra– parece inminente e inevitable.
La crisis financiera de ICA es del tamaño de su fama.
El primer contrato del consorcio fue la construcción del multifamiliar Miguel Alemán, en la Ciudad de México, al que siguieron incontables obras y logros monumentales como el Ferrocarril Chihuahua-Pacífico, la presa de Infiernillo –el más ambicioso proyecto de generación eléctrica del país–, 180 carreteras, 61 presas, 38 hospitales, 24 plantas termoeléctricas, 19 estadios, y el máximo reto: el Metro de la Ciudad de México…
ICA llegó a ser una organización de 2 mil accionistas y más de 70 mil trabajadores; modelo de empresa nacional por su organización y resultados.
Hoy, uno de los grandes consorcios constructores del México moderno es un pedazo de la historia sumido en la histeria.
DATO DURO: Efectivamente, Rafael Tovar y de Teresa habrá de lidiar con el gato culto de la rifa. No hubo sorpresa en el nombramiento del Secretario de Cultura. Sin embargo hay dudas, no por él sino por el tamaño del reto. Colocar en una nueva canasta los criterios de la producción cinematográfica, radio, televisión y la industria editorial educativa, conservar, proteger y mantener los monumentos arqueológicos, históricos y artísticos que conforman el patrimonio cultural de la nación, y conducir la elaboración del Programa Nacional de Cultura, podría ser un pasaporte al conflicto. Nadie ignora que la política cultural no está exenta de ambiciones, luchas palaciegas, camarillas y sindicatos rijosos… por decir lo menos.
@JoseCardenas1 | [email protected] | www.josecardenas.com