Abanico/Ivette Estrada
Miguel Ángel Mancera se siente chamaqueado por la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos que aprobó un raquítico incremento de 4.2% al sueldo básico.
Basilio González Núñez, titular de la Comisión, justifica la decisión del organismo: “el aumento de $2.94 al salario mínimo es ganancia suficiente si se toma en cuenta que la inflación pronosticada para 2016 no llegará al 3% (…) Habrá una recuperación real del poder adquisitivo”.
No lo dijo en broma.
El anuncio ignoró la propuesta del Jefe del GDF de elevar el mini salario a $86.33 ($10.29 más de lo establecido para 2016) como cantidad suficiente para satisfacer las necesidades mínimas de los trabajadores.
“Nos dieron madruguete”, acusa Mancera.
El apremio del sector patronal fue obvio; hubo presión para no esperar que la aprobación de la reforma al salario mínimo termine de ser ratificada por la mitad más uno de los congresos del país y convertirse en constitucional.
Patrones y gobierno federal no tenían el mínimo interés en dar morralla de más. Optaron por acogerse a la ley vigente. En la jugada, advirtieron que un aumento a los “mínimos” debe ser resultado de una negociación que no verá frutos antes de doce meses.
¿El Jefe del GDF habiendo perdido gana?
Mancera viene montado en el triunfo que significará el cambio constitucional para desindexar el mini salario al pago de multas, contribuciones y otros 2 mil 400 cálculos financieros. Exhibe la falta de voluntad política como único impedimento para un incremento; mantiene desplegada la bandera laboral justiciera como el mejor pretexto para buscar una candidatura a la Presidencia de la República.
La defensa de los siete millones de trabajadores más necesitados es una causa poderosa para aglutinar a la izquierda y generar el apoyo de un amplio sector del electorado.
Por eso Mancera llama a la movilización social. Pretende meter presión política. Alega que un nuevo incremento a los mínimos podría darse en los próximos tres meses; no hay ley que lo impida, aclara.
Si logra el incremento antes de un año vestirá de héroe, y sus rivales de villanos.
El reto de Mancera es mantener vivo el interés en el cuento.
DATO DURO: Cada ministro de la Corte, magistrado del Tribunal Electoral o consejero de la Judicatura, recibirá 586 mil 449 pesos de aguinaldo. Cada uno de los siete millones de mexicanos que ganan el mínimo tendrían que trabajar 588 años para lograr semejante prestación.