País en guerra
Aun cuando se desconocen las causas precisas del tiroteo en el centro de San Bernardino, California, es un hecho que el sentimiento de terror y la sicosis han regresado a Estados Unidos. No ha sido necesario tirar las torres gemelas o lanzar un cohete contra el Pentágono, o derribar un vuelo.
Estiman autoridades que podría tratarse del principio de una serie de “ataques blandos” en su territorio. Expertos reclaman una declaración presidencial de emergencia nacional considerando la magnitud del ataque al Inland Regional Center, centro médico para el tratamiento de problemas mentales, que atiende a unos 30 mil pacientes, sin fines de lucro.
Reportes policiales informan de 14 muertos y una veintena de heridos. Dos de los tres presuntos agresores –un hombre y una mujer– fueron abatidos en inusitado operativo policiaco.
“Estamos bajo un patrón o esquema de ataque masivo”, advierte el presidente Barack Obama a la cadena CBS News, cuatro horas después del tiroteo asesino.
¿Exagera?
Definitivamente no, aun a riesgo de causar mayor alarma atizada por las amenazas disparadas por terrorismo fundamentalista luego de la masacre de París.
Si el Presidente de EU insinúa que la burra es parda, ¿será porque tiene los pelos en la mano? Recuerde que el martes Washington anunció el envío de más tropas para combatir al Estado Islámico en Siria y esto podría ser una suerte de reacción yihadista aun no aclarada.
Lo cierto es que el atentado de San Bernardino es el sexto de consecuencias más graves en el país vecino; el peor ocurrió en diciembre de 2012 en una escuela de Newtown, Connecticut, donde murieron 27 personas.
Los tiroteos de San Bernardino ocurren menos de una semana después del ataque a la clínica Planned Parenthood de Colorado Springs, el cual dejó tres muertos y nueve heridos; aquello fue resultado de violencia antiabortista.
DATO DURO: No hace falta el exceso yihadista cuando la violencia interna de la cultura americana (320 millones de habitantes) permite estos datos de espanto: en las casas de la Unión Americana, hay 270 millones de armas de uso privado, lo que se traduce en una media de nueve armas por cada diez ciudadanos. En promedio, cada día 297 personas reciben disparos de armas de fuego, según datos de la Campaña Brady contra la Violencia de las Armas. De éstas, 89 fallecen cada día. Ningún grupo terrorista, islámico o no, causa en Estados Unidos ese número de muertos de manera tan sistemática.