Abanico
Las cuentas por pagar castigan a las finanzas nacionales justo en elmomento de mayor apremio. El presupuesto base cero anunciado hace meses por la Secretaría deHacienda quedará en una buena intención, pero no más.
El margen demaniobra para optimizar, redirigir y hacer eficientes los recursos delestado es mínimo; hay poco por hacer con el 80 por ciento de losingresos federales comprometidos y etiquetados de antemano por ley.221 mil millones de pesos de recorte parecen mucho, pero es unacantidad insuficiente para cubrir el tamaño de la necesidad.
Por másque quiera, el Gobierno Federal no puede eludir la obligación de cubrirlas participaciones estatales y municipales, mucho menos los gastosfinancieros de la deuda pública. Sin opción de subir impuestos o crear nuevos, y sin posibilidad demayor endeudamiento, no quedda sino el apretón del cinturón y aun asílas cuentas no salen.
El sacrificio en infraestructura es superior al 20 por ciento; el pasivo delas pensiones subirá nueve puntos porcentuales con respecto alanterior presupuesto de gastos. Las jubilaciones representan el 85 porciento del gasto de inversión y solo cubren a quienes laboraron alservicio del Estado.
A la Secretaría de Hacienda no le salió la jugada. La deuda adquiridaen los últimos años no generó el dinamismo económico esperado; lareforma hacendaria benefició a las finanzas públicas, sí, pero quitódinero a empresas y ciudadanos, frenó la generación de empleos y elcrecimiento del mercado interno.
Hoy, Hacienda plantea darle “dulces” a los agraviados por la reformafiscal; propone la deducibilidad de gastos de inversión para pequeñas y medianas empresas, la reinversión de utilidades y el retiro de topesdeducibles al ahorro, sin embargo, con las tazas por los suelos,pretender grandes beneficios siendo una apuesta perdedora. Con quien no habrá piedad es con un sector de la burocracia. 15 miltrabajadores eventuales serán despedidos.
La subcontratación conempresas externas se reducirá en un 22 por ciento y la compra demateriales 47 por ciento. Los proveedores del Gobierno, tiemblan.La ingeniería financiera –al final– quedó a medias; no ocurrirá elmilagro de hacer más con menos; habrá poco dinero y el torpecrecimiento –estimado en 3 por ciento para el año que viene– noayudará a mejorar la situación.
EL MONJE LOCO se enclaustra diez días. Lo reclama el descanso; nose sabe si merecido… pero sí se sabe necesario.