Libros de ayer y hoy/Teresa Gil
Policromía y daltonismo
Los Piojoboys serán al mismo tiempo rivales de Brasil y promotores del voto durante la jornada electoral del 7 de julio.
En eso terminaron patadas y chillidos de los partidos políticos preocupados por la probable influencia negativa del juego de la Selección Nacional el día de las votaciones.
Algunos políticos caprichosos están espantados por el imaginario efecto distractor del encuentro o el impacto subliminal del color de la camiseta que vistan nuestros privilegiados jugadores. De haber prosperado el sospechosísimo no dude usted que la estulticia los hubiera llevado también a protestar por el color amarillo de la Canarinha; habrían acusado a Neymar, David Luis y otras estrellas del once carioca de hacer campaña a favor del PRD… ¿si optasen por la camiseta azul, el PAN sería el beneficiado?.
La tendencia al daltonismo mental en tiempos de cólera electoral parece un tema frívolo… y lo es. Lo delicado es que la queja obligó al INE –y a su presidente Lorenzo Córdova– a distraer tiempo, dinero y esfuerzo en contactar, negociar y gestionar con la Federación Mexicana de Futbol una minucia ridícula.
El caso sería anecdótico, kafkiano, surrealista, de no ser porque refleja el profundo desprecio de las dirigencias partidistas por el árbitro de la contienda. El mismo impulso que llevó al PAN y a MORENA a poner en la agenda electoral la nimiedad futbolística, persiste entre los contendientes que violan cada rato la ley… y se burlan de la autoridad.
No podemos extrañarnos que los “preocupados” por el balompié sean los mismos quienes ventanean los escándalos inmobiliarios de la cúpula en el poder político, los costosos relojes del líder nacional del PRI, los trapitos sucios del Gobernador panista de Sonora y luego se quejan de la ostentación de los viajes presidenciales en una retahíla de spots elaborados al margen de la ley con premeditación, alevosía y ventaja.
Azules, tricolores, amarillos, naranjas, verdes, turquesas, y el resto del arco iris político juegan a ver quién es más vivo; no dudan en pasarse de listos y presumir sus hazaña dignas un ejemplar de historieta. De las propuestas mejor ni preguntamos, ¿total, esas qué tanto importan?
EL MONJE LOCO: Emilio Gamboa promete y a Miguel Barbosa le brillan los ojitos de ilusión. Ambos senadores dicen que la anhelada Reforma Política del DF ahora sí saldrá antes del día del niño. No es la primera vez que los tricolores juran amor eterno y convenenciero a los amarillos, quienes hasta ahora han quedado vestidos y alborotados… como cualquier novia de pueblo.
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